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martes, 17 de noviembre de 2020

Mirador de los balcones de Madrid




 La Ribeira Sacra tiene docenas de miradores desde donde puedes perderte en la contemplación de una parte de la Galicia escondida y también- para muchos- desconocida y de gran belleza. Permiten  mirar y admirar el increíble paisaje del paso del río Sil, el Miño, el Cabe y el río Mao entre otros, pero el más conocido es, indiscutiblemente, el Mirador de los Balcones de Madrid



Están construidos sobre unas enormes estructuras de piedras  separadas del abismo tan solo por unas barandillas de madera.

Desde el frente nos observan las montañas que pertenecen a la provincia de Lugo, altísimas, grandiosas, salvajes y terriblemente duras.

Se trata, sin duda de uno de los miradores del Sil más impresionantes y desde sus 500 m de  altura podremos contemplar las mejores vistas de los Cañones del Sil que conforman las laderas de Lugo y Orense con el río Sil encajonado entre ellas.

Los atardeceres en este lugar son, simplemente, difíciles de describir; los colores cambian según la época del año y según la estación el magnífico reflejo que nos devuelve el río Sil nos da la apariencia de que su curso se detiene y con su lento discurrir nos crea esa sensación de volvernos tan  insignificantemente pequeños.



No es que se distinga desde aquí la capital de España. Obviamente no, sino que era el lugar escogido por las mujeres para ver marchar a sus maridos emigrantes.

Muchos eran barquilleros e iban con su canción a las verbenas de Madrid y otros puntos de España. Así se explica por que en Parada de Sil hay un monumento dedicado al "Barquilleiro".

Estos emigrantes tenían que bajar por el monte hasta el río, donde los cruzaba un barquero y a continuación, volvian a subir toda la ladera de la montaña hasta llegar a la meseta de la cima y desde allí seguir camino hacia la estación de tren de Monforte de Lemos, en la orilla opuesta.

PARADA DE SIL estatua BARQUILLEIRO

 No cabe duda que la valentía de esta gente era importante y supongo  que la desesperación también. El miedo, la angustia y la incertidumbre, tanto del que iniciaba tal tamaño aventura como el familiar que se asomaba para verlo desaparecer hasta llegar al río, y verlo de nuevo subir la ladera de la montaña, agarrotarían la garganta y el estómago de unos y otros.

En la época de los abuelos, la vida en los pueblos no era fácil. Los habitantes de esta comarca vivían de los frutos que recogían en sus campos y huertas. Todos tenían gallinas, algunos ovejas, unos pocos tenían cerdos y los menos tenían vacas. No era extraño que tuviesen que abandonar sus hogares y emigrar en busca de una vida mejor para ellos y sus familias, por eso muchos de los habitantes de Parada de Sil y sus alrededores emigraron a la capital a mediados del S.XX . Muchos a trabajar de "barquilleros" en las ferias y verbenas de Madrid.

 A sus espaldas llevaban la " barquilleira": una cesta de mimbre en la que guardaban los riquísimos barquillos, y encima de la barquilla una ruleta donde el cliente podía probar suerte.

Si había varios participantes el que sacaba el número más pequeño pagaba todos los barquillos. Si era uno solo, pagaba unas monedas y tenía derecho a llevarse el barquillo en cada jugada, pero si caía en la casilla del clavo perdía todo lo ganado.

Animaban las ferias al grito:

" Al rico barquillo de canela para el nene y la nena, son de coco y valen poco, son de menta y alimentan, de vainilla, ¡qué maravilla!, y de limón, ¡qué ricos son !.

Mientras, los familiares de estos emigrantes forzosos, se cercioraban desde estos miradores o " balcones" de que su padre, hijo o marido...lograba cruzar el río y contemplaban su marcha deseando una rápida vuelta a casa.

Es un lugar imponente por sus vistas, eso es indiscutible, pero la energía que desprende también es especial.

Apenas amanecía, el mozo labriego dejaba la casa familiar y calzando unos pesados zocos, bajaba la aguda pendiente del montisco llamado "O rego do Coto" serpenteando ariscos tojales y matorrales. Cruzaba el río Sil por la parte más estrecha. A veces saltando de piedra en piedra para seguir la empinada cuesta, ya en tierras de Lemos.

Madrid era el destino. El tren conocido como el correo: lento, pausado, ruidoso y con asientos de madera, alargados y duros los llevaría hasta la capital.

La tierra dividida en pequeñas parcelas no ofrecía otra opción. La salida de la casa era obligada para las familias. La Corte era una de las rutas para los jóvenes terminada la escuela primaria dada la escasez de ahorros, viviendo siempre en el límite.

Parada de Sil, un asombrosos respiro de casas a medio camino entre la montaña y la baja ribera, cuenta con una estatua y una plaza dedicada al barquillero. Oriundos del Concello llegaban a Madrid, como los segadores años atrás al centro de Castilla, en tiempos de la siega a hacer la temporada de primavera al otoño. Vestían el traje típico madrileño y con pantalón ajustado, chaquetilla corta con chaleco, pañuelo al cuello y gorra pateaban plazas y calles ocupando las esquinas más concurridas.

Volvían a sus aldeas al tiempo de la vendimia, de apañar las castañas y de  la matanza del cerdo, para seguir trabajando y vuelta a empezar.

sábado, 15 de agosto de 2020

EL MAR enmascarado

 A pesar de que el tiempo muchas veces se asomaba dudoso y las nubes parecían sospechosas, iba a estar con la playa,  a pisar la arena mojada y a sentir como resbalaba entre mis dedos cuando la ola rompía en la orilla. Respiraba algas y soñaba mundos y la libertad me llegaba a borbotones con la espuma y el vuelo de las gaviotas. Escuchaba su música y yo tarareaba al mismo tiempo.

Algunos surfistas cabalgaban a merced de la olas saliendo a su  encuentro porque aprendieron el idioma de los vientos y  las mareas.
 
Parece no importar cuantas veces nos perdamos en la visión de su inmensidad, siempre nos impresiona. Esa fuerza que transmite el mar, provoca una reacción peculiar en el ser humano; parece amplificar y sacar a la superficie nuestros pensamientos más profundos.
 
 Las circunstancias, sin embargo, nos han enmascarado a todos.

Nos asemejamos a los antiguos vaqueros y forajidos del viejo oeste americano. Se han disfrazado formas y modos y debemos aprender a entender de nuevo el lenguaje de los ojos, para comunicarnos y comprender a los demás. Nos estamos reinventando, readaptando a conversaciones filtradas por la incomodidad de una tela.

Enmascarado, el verano de 2020, llegó al fin. Nunca había tardado tanto en llegar. Lo esperábamos con ansia, con  esa ansia de libertad y desasosiego por poseer esa libertad que tiene el que ha carecido o carece de ella.
No sabemos con certeza si a la orilla del mar, enmascarados o no, o en las montañas el verano está aliviando la señal del miedo. Esta sensación de paréntesis acabará muy pronto y entonces llegará septiembre que como a un mal estudiante le pasará la factura que le debe, pues el verano no es más que un baile que, en septiembre, caerá de los tendederos, como los sueños.

"La libertad Sancho, es uno de los más preciados dones que, a los hombres, dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra se puede y se debe aventurar la vida y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres".

Ahora, queramos o no, estamos cautivos de nosotros mismos.

Darlo todo al presente consiste en hacer todo lo que se ha podido en ese momento con respecto a lo que queremos. Es así como debemos construir nuestro destino, centrándonos en cada situación intentando dar lo mejor de nosotros mismos. Lo que vivimos actualmente no es más que la consecuencia de lo que hemos aprendido y de la actitud que tomamos ante cada una de nuestras experiencias, sin embargo, es evidente, que no todos aprendemos de la misma manera ni con la misma responsabilidad que implica la libertad de unos y otros.

 

 
 

domingo, 13 de octubre de 2019

Las aldeas se mueren


La gente ha abandonado las aldeas soñando con una vida mejor para apiñarse en las ciudades y en la multitud, encuentra su temida soledad. La soledad se está convirtiendo en una terrible plaga que azota la sociedad contemporánea.
Un total de 1726 aldeas ya están abandonadas. El abandono del rural está convirtiendo las aldeas gallegas en un erial. En ellas todavía resisten unos pocos, la mayoría de edad avanzada. Cuando ellos mueran, nadie impedirá que la maleza se adueñe de sus casas y que la hierba cubra los caminos.
En una década casi medio millar de aldeas se han quedado deshabitadas en Galicia que perderá  cerca de 139.000 habitantes en los próximos 15 años. 
En la aldea el aire no está contaminado, el aire mece los árboles; a lo lejos, se ven las crestas azules de los montes, el celeste del cielo y las gordas nubes blancas que pacen como corderos en un prado celestial.
Los atardeceres, son perfumados; detrás de los muros las madreselvas se enroscan y trepan, se escucha el ladrido de los perros, el canto de los grillos. No hay grandes tiendas, ni industrias, ni fábricas poderosas. Las aldeas no despiertan la curiosidad de quienes no pertenecen a ellas. No hay brillantes luces de neón que se enciendan por la noche, ni escaparates luminosos donde mirar aquello que quizás no se pueda comprar, no hay discotecas ruidosas y sudadas, ni cines. Solo se aspira el perfume de los árboles, se ve el verde de los prados y se disuelve uno en la niebla cuando lo desea.
 Densa, superpoblada y ruidosa, la ciudad escupe multitud de seres anónimos por sus puertas viejas - puertas de los metros, de las oficinas, de los edificios de apartamentos - apesta a polución, a residuos, a partículas de gases.
El cielo es aparentemente gris a causa de la contaminación, es difícil caminar por las calles sin ser empujado, sin sufrir el asedio de múltiples súplicas: los desamparados de siempre, los que han perdido el empleo, los que nunca lo tuvieron, los que están enfermos, los que necesitan cuidado o estima o alguien que los oiga. Se pasa indiferente o se concede una limosna desesperada que no consuela a nadie.
La población de estas ciudades parece flotar; masas anónimas se trasladan de un lugar a otro, como olas, como mareas. Es un fluir simétrico, de un extremo a otro, como el péndulo de un viejo reloj para retornar invariablemente al mismo lugar de origen. Nunca está vacía, sin embargo el hombre se siente solo y a pesar de eso no retorna a su aldea.

Un gran número de abuelos están muriendo en la más absoluta soledad en las grandes ciudades.

martes, 17 de octubre de 2017

Se quema Galicia














He salido a aspirar el aire de la noche después de un intenso día, y mucho peor noche de angustia porque, al fin, ha llovido y he buscado ese aroma que desprende la tierra cuando llueve después de un tiempo de sequía. Sin embargo, al abrir la puerta de casa un olor agrio, ácido y extraño a quemado me ha asaltado como si me hubieran dado una sonora bofetada .

Ya es de noche pingan gotas de lluvia de las hojas y ramas de los árboles cuyas sombras bajo los faroles de luz se asemejan a figuras fantasmagóricas extrañas, que se ven envueltas en una densa niebla. Parece que pudiéramos atraparla entre las manos como jirones de agua.

Pero antes, habían caído del cielo arrastradas por el aire las pavesas; se ven planear antes de depositarse en el suelo; en su interior traen fuego acompañado de muerte. El aire es irrespirable.
Todo ha enmudecido, los perros aúllan, olfatean el aire percibiendo el peligro.
Escudriño la oscuridad de la noche, necesito saber de donde viene el viento. Todos los sentidos se agudizan, el peligro acecha y una sensación angustiosa de vértigo, que marea, aparece.
Estamos rodeados de árboles y lo peor de todo de maleza, mucha maleza muy seca, demasiado seca pues no llueve desde hace bastante tiempo. El fuego se acerca , se extiende cada hora que pasa.
Hace algunos años, las campanas de la iglesia comenzaban a tocar con desesperación llamando a los vecinos para que acudieran a sofocar las llamas que corrían lamiendo laderas de montañas, fincas y casas que encontraban a su paso.
El pueblo gallego es solidario, lo ha demostrado en muchas ocasiones y también en esta que estamos viviendo ahora mismo. Si antes arrancó con sus manos el petroleo de las rocas y de las arenas de las playas, hoy lo hace de nuevo haciendo cadenas humanas con calderos de agua. Dos personas han perdido la vida, al buscar una salida y desorientadas se han metido de lleno en el bosque incendiado y otras dos, la han perdido tratando de salvar sus animales de este horror. 


Todo esto se ha convertido en una funesta tradición que nos amarga con frecuencia en verano: los incendios trazan un paisaje de ceniza, desolación y muerte que destrozan nuestra tierra, nuestra riqueza natural.
La pregunta aparece siempre:¿Qué puede impulsar a un ser humano a actuar de esta manera? 


Esta tierra ha perdido su verdor, ese que forma parte de su belleza pero jamás, jamás perderá su esperanza.







miércoles, 10 de mayo de 2017

Adiós Mayi




Y ... "Hasta que nos volvamos a encontrar que Dios te sostenga suavemente en la palma de su mano"

Adiós Mayi. Adiós hermana.

domingo, 23 de octubre de 2016

En otoño

Luz de tarde

Me da pena pensar que algún día querré ver de nuevo
este espacio,
tornar a este instante.
Me da pena soñarme rompiendo mis alas
contra muros que se alzan e impiden que pueda volver a encontrarme.

Estas ramas en flor que palpitan y rompen alegres
la apariencia tranquila del aire,
esa olas que mojan mis pies de crujiente hermosura,
el muchacho que guarda en su frente la luz de la tarde,
ese blanco pañuelo caído tal vez de unas manos,
cuando ya no esperaban que un beso de amor las rozase...

Me da pena mirar estas cosas, querer estas cosas,
guardar estas cosas. Me da pena soñarme volviendo a buscarlas, volviendo a buscarme
poblando otra tarde como esta de ramas que guarde mi alma,
aprendiendo en mi mismo que un sueño no puede volver otra vez a soñarse...
( De Alegría, 1947)
José Hierro

El otoño llega siempre sigiloso abrazado a la tristeza y a la melancolía, casi sin avisar llenando el aire  de nostalgias, de aquello que tuvimos y ya no tenemos. Es un viaje al pasado, a la niñez, al recuerdo de alguien que ya no está. Es la vejez del año, el ocaso de los sueños que va enfriandonos el alma.

jueves, 29 de septiembre de 2016

MORRIÑA

Rosalía, una mujer introvertida que se ve atravesada por una larga y negra sombra de saudade. Representante de todas las mujeres gallegas de su tiempo, se duele de la escasa vida que tienen los demás en ese país olvidado que era Galicia.

                                                                
                                                                                 Cuando pienso que te fuiste,
negra sombra que me asombras,
a los pies de mis cabezales,
tornas haciéndome mofa.
Cuando imagino que te has ido,
en el mismo sol te me muestras,
y eres la estrella que brilla,
y eres el viento que zumba.
Si cantan, eres tú que cantas,
si lloran, eres tú que lloras,
y eres el murmullo del río
y eres la noche y eres la aurora.
En todo estás y tú eres todo,
para mí y en mi misma moras,
                                                                                   ni me abandonarás nunca,
                                                                                   sombra que siempre me asombras.            

                                                                       
                                                                          Morriña y  saudade, dos palabras que están ligadas al alma de gallegos y portugueses que no tienen traducción en castellano porque nostalgia y añoranza, no trascienden la profundidad de sus sentimientos.Y, es que para poder explicarlas antes deben ser sentidas.
Es nostalgia pero también un sentimiento doloroso que nace dentro y que nunca termina de abandonarnos.
Una amargura siempre presente en la literatura gallega y en la música.
Rosalía de Castro, la trovadora de la morriña,  la escritora del pueblo nos hace ver en sus poemas  que la morriña no es exclusiva de la emigración gallega al exterior, ya que esta se puede sentir en la propia Galicia." De soidás morríase, na vila sospirando pola aldea" De soledades se moría, en la villa suspirando por la aldea"
No importa lo alejado del mundo en que se encuentre un gallego porque Galicia es donde él esté.
Miguel de Unamuno decía " Ha debido ser allí muy larga y muy entrañable la convivencia entre el hombre y la tierra; las lluvias lo han unido; se comprende lo doloroso del desgarrón al tener que desprenderse uno de ella y como ha de volver al cabo a comprar la tierriña "




-¡Ah!, no se comunican contigo, sin duda, los que vagan sin cesar en torno nuestro en invisible forma, o acaso no los entiendes; pero yo los siento, percibo y comprendo, aun cuando no pueda verlos. No sólo envueltos en las tinieblas los espíritus de los que fueron en el mundo vuelven a él, sino también entre las transparentes burbujas del agua cristalina, en las alas de la brisa o de la ráfaga tempestuosa; en los átomos que voltejean a través del rayo de sol que penetra en nuestra estancia por algún pequeño resquicio, y hasta en el eco de la campana que vibra con armoniosa cadencia conmoviendo el alma; en todo están, y giran a nuestro alrededor de continuo, viviendo con nosotros en la luz que nos alumbra, en el aire que respiramos.
El primer loco, Rosalía de Castro




martes, 29 de diciembre de 2015

OTRO AÑO MÁS

Hace un año escribía esto en el blog.


"La tierra tarda en hacer un giro completo alrededor del sol, 365 días, 5 horas y 48 minutos. Esto es lo que dura nuestro periplo por el espacio alrededor del dios sol, esa estrella incandescente adorada por multitud de civilizaciones a través de los siglos aportándonos la vida tal y como hoy la concebimos en nuestra realidad.
Sin duda, viajar por el espacio tendría, a la fuerza, que hacernos cambiar nuestra concepción de la vida si fuéramos capaces de levantar la mirada. Una y otra vez emprendemos este viaje que parece no llevarnos a ninguna parte mas que a sumergirnos en esta noria del tiempo. Nos deseamos felicidad, salud, trabajo...al iniciar con esperanza esta nueva travesía.¡Ojalá que así sea!
Sin embargo, no dejo de preguntarme si será que a fuerza de tanto giro en el espacio y tanto repetir itinerario nos hemos mareado y se han embotado nuestros sentidos y también nuestra capacidad de pensar.¿Será que solo nos importa lo que ocurra en nuestro espacio más inmediato? en nuestro microcosmos particular y privado?
Ojalá, ojalá, que seamos capaces de mirar por la ventana de nuestra nave, aunque sólo sea para poder apreciar la grandiosa belleza de lo que existe fuera de nosotros mismos, y volver luego, con el alma llena de estrellas para seguir recordándonos que en esta nave, que tripulan unos pocos, viajamos todos y debe volver dentro de 365 días al mismo punto de embarque pero mejorada, renovada de solidaridad y generosidad con aquellos que viajan en peores condiciones."
Feliz viaje a todos.



Un año más tarde, si hacemos un balance sobre lo que ha hecho el mundo por mejorar la especie, el planeta, la solidaridad entre los pueblos y un largo etc, tengo, tristemente, que admitir un fracaso abrumador.  

Ojalá, que cuando los niños canten, los adultos no hagamos oídos sordos al escucharlos. 

sábado, 31 de octubre de 2015

Polvo en el viento

Ha llovido mucho estos días y los días y las noches han estado sumergidos en una niebla densa que invita a recordar. Quizás  haya aparecido para amparar sentimientos y dolores, buscando los rostros de los que se fueron.
Huele a flores, a cera, a plegarias y a rezos, a agradecimientos y culpas y también a perdón y a soledades porque todos ellos caminan entre las sepulturas; entre crisantemos y claveles.
 Pensando y sintiendo, aparece en mí ese regusto que deja en el alma un antiguo dolor, un dolor viejo como el tiempo vivido. Un dolor que acaba siendo el más fiel amigo, ese que sabe de tus sueños incumplidos, de tus esperanzas rotas, ese que te arropa en las noches en vela, cuando el sueño se ha ido y no quiere volver a dejar en tu almohada los murmullos de un silencio que no llega.
 Se hace tarde para soñar y aquí están la mismas preguntas; esas que uno se hacía antaño cuando la vida parecía no tener fin.

Y es que estamos hechos de otros, de aquellos que nos han querido y de aquellos otros que tuvimos el deseo de que lo hicieran. Y así... entre las sepulturas aparece la tristeza.

En mi alma,
agazapada en el silencio,
como una ladrona
esperando para sorprenderme,
ha aparecido sin que yo la buscara
ni la echara de menos.

¿ Por qué no te vas?
Le digo bajito y...en silencio
para que no lo oiga nadie, 
para que nadie lo sepa.

 Pero ella... me mira y sonríe
y se queda callada
avanzando despacio
por las calles del alma,
quitándome el aire
con el que yo me alimento.



En esta noche  y en las demás noches.

sábado, 4 de julio de 2015

¡FUEGO!

Hace rato que ha oscurecido y en estas noches de verano, que son amables, cálidas y hermosas, aparece siempre el fantasma del miedo al incendio. El aroma dulzón que se percibía en todo el jardín ha desaparecido y en su lugar, de repente, comienza a oler a humo y del cielo van cayendo copos oscuros que tiznan todo aquello cuanto tocan. Brillan en el aire cuando se ven bajar en su caída hasta el suelo, en su interior traen fuego acompañado de muerte. Todo ha enmudecido, los perros no ladran, olfatean el aire percibiendo el peligro.
Uno escudriña la oscuridad de la noche; se necesita saber de donde viene el viento y donde está el fuego. Los sentidos se agudizan, el peligro acecha y una sensación de vértigo, que marea, aparece. Estamos rodeados de árboles y lo peor de todo de maleza, mucha maleza. Hace algunos años, las campanas de la iglesia comenzaban a tocar con desesperación llamando a los vecinos para que acudieran a sofocar las llamas que corrían lamiendo laderas de montaña y fincas o casas que encontraban a su paso.

Todo esto se ha convertido en una funesta tradición que nos amarga con frecuencia en verano: los incendios trazan un paisaje de ceniza y desolación y destrozan nuestra riqueza natural.
La pregunta aparece siempre:¿Qué puede impulsar a un ser humano a actuar de esta manera? Pues, al parecer hay múltiples y diferentes causas que empujan a una persona a actuar o a dejar de hacerlo y estas son las motivaciones reguladoras de la conducta. La provocación de un incendio no se explica por la presencia de un trastorno disocial, un episodio maníaco o un trastorno antisocial de la personalidad, pues desde el momento en que una persona inicia un incendio ( intencionalmente) se convierte en un incendiario.
Incendiario o pirómano, podría parecer igual puesto que las consecuencias de sus conductas son iguales o semejantes, sin embargo la personalidad del pirómano está alterada de tal manera que le impide, al que sufre de este trastorno, diferenciar entre el bien y el mal hasta el punto de que encontrará gozo en el fuego que provoca y llega a observarlo de cerca sin descartar participar en su extinción, pero siempre desde un plano del protagonismo. El incendiario, en cambio, es alguien que provoca un incendio por algún tipo de interés y por ello, busca coartadas lejos de las llamas.
En cualquiera de los casos, ambos, pirómanos e incendiarios, serán castigados con penas de cárcel. Sin embargo sólo se condena a menos del 1% de los responsables de los incendios forestales en España.






lunes, 4 de mayo de 2015

Detrás de cada viaje:una vida. Detrás de cada vida: una historia

Hace unos días me encontré en medio de un grupo que hablaba de la inmigración  A medida que transcurrían los minutos, lo que iba escuchando, cada vez, me parecía más cruel, mas un sin sentido. Nosotros... ¡los gallegos!, que tenemos un historial de emigración tremenda.

A partir de 1960 la corriente migratoria, que se había dirigido desde principios de siglo a América, cambia de destino y se encamina hacia Europa. Nosotros, emigramos a muchos países del mundo, no solo a Hispano América, sino también a Europa: Francia, Alemania, Suiza, Bélgica, Inglaterra...entre otros, esos países eran el objetivo. Quedaban las familias rotas y desgarradas acompañándolas un sentimiento de incertidumbre y dolor que los marcaría para el resto de sus días.


 
El motivo más frecuente para los más de tres millones de españoles que emigraron a Latino américa en esa época, fue el económico: la búsqueda de empleo para huir del hambre, ya que en la Europa industrializada sobraba mano de obra y los pequeños campesinos no tenían acceso a las tierras. Muchos de aquellos que llegaron a suelo argentino lo hicieron con la misión de encontrar la forma de mantener a sus familias, que se quedaban en España.
El viaje en barco duraba cuarenta días en los que, pese a la fortuna que costaba el billete, el hacinamiento, la falta de limpieza, la comida escasa y el mareo eran el pan de cada día. Muchas veces se empeñaba todo para pagar un viaje.
Durante los primeros días, el Gobierno argentino daba asilo gratuito a los recién llegados en el Hotel de Inmigrantes y les pagaba un billete de tren para ir al destino donde tenían que ir a trabajar.


Tras un periplo que dura años, los inmigrantes llegan a Marruecos con la esperanza de llegar a Europa en una barca hinchable o saltando la valla. 






En estos países, la muerte se ha convertido, en un hecho cotidiano y banal. Ver morir de hambre a los niños, día tras día, es terrible. Enfermedades sin importancia en los países desarrollados, que pueden curarse fácilmente, son causa de numerosas muertes allí. Nosotros lo vemos en televisión, ellos se codean con la muerte a diario.

" Por la noche, mientras esperamos el momento oportuno para poder franquear el muro de separación, nos decimos adiós los unos a los otros porque en el fondo ninguno de nosotros sabe que tipo de cartucho utilizarán los militares que vigilan la alambrada o si uno de nosotros recibirá un tiro, tampoco en que parte del cuerpo. Tampoco sabemos como caeremos desde una alambrada de seis metros... y yo me pregunto ¿será hoy mi último día? Y durante este tiempo, pienso en los compañeros que ya han muerto en este intento y ¡ Siento desfallecer mi corazón! Pienso en mi familia, en mis amigos que siguen en África y ¡en mi futuro!  ¿que futuro?, ¡no tengo ninguno!. Me siento perdido...me siento inútil, inexistente, como sino tuviésemos valor a los ojos de este mundo; como si no fuésemos más que bestias, sólo  buenos para el holocausto y el sacrificio. Pero ¡eso es injusto! ¡Tengo que saltar la alambrada! ¡ Me doy cuenta que no tengo elección! Mientras tanto pienso en mi país, pienso en todas las riquezas naturales que tenemos. ¿ Qué riquezas me pregunto? ¡ Todo lo que hay en nuestros países nos pertenece!

Todos los días asistimos impotentes a nuestro expolio; quien osa abrir la boca recibe un tiro en la nuca. Por el contrario, Occidente nos regala armas y las matanzas continúan en nuestra tierra.
¿Por qué en lugar de ayudarnos se nos hunde cada día más? La miseria aumenta día a día en lugar de disminuir.
Nuestros hijos se encuentran condenados a vivir con los traumas de la miseria y bajo la amenaza incesante de las guerras¡. Estamos condenados a la miseria en los países en los que el oro, los diamantes, el cobre e incluso el petroleo fluyen a raudales.
Por eso,intentaré escalar el muro cuando el momento sea favorable. Nadie se preocupará de mi suerte.
No ha sido fácil dejar a nuestras familias, sin saber a donde vamos, si llegaremos o si podremos regresar. He desafiado todo tipo de dificultades y ahora me encuentro delante de este muro de separación que me impide decirles cara a cara mi dolor. Pero me queda la posibilidad de que al mirarme, lean ustedes a través de mis ojos todo lo que sufro.Vengo a pedirles que no apoyen este sistema con su silencio. estoy seguro de que si conocieran mi historia y la de mis compañeros no nos abandonarían sin ninguna posibilidad de sobrevivir.

Carta de un inmigrante africano a la sociedad española, desde el otro lado de la valla.

"Nos pasaran la cuenta"
Patxi Andión






Lista de 100 metros de largo con los nombres de las 17306 personas ahogadas en el Mediterráneo en el intento de emigrar.
La lista fue depositada en el suelo para que los diputados europeos se vean obligados a caminar sobre ella al entrar en el parlamento.
11/ 8/ 2015





domingo, 22 de marzo de 2015

E O VENTO DECÍA...


Siempre ha sido difícil separarnos de aquello que amamos. Decir adiós no es fácil. Los adioses duelen, uno no quiere irse,¡hay tantas cosas que se quedan!. Lo mejor es no volverse y no ver como todo va desapareciendo en la lejanía.
De nuevo ha vuelto el fantasma de la emigración para llevarse a nuestros mozos y mozas.
 El exilio es uno de los mayores temores que afrontan muchas personas. En alguna sociedades se proponía como una alternativa a la muerte.
 El hombre queda desconectado de sus orígenes, vive a un ritmo que ya no es el suyo, persiguiendo un sueño y una meta, entre la niebla que produce la tristeza, la nostalgia, la añoranza y se convierte así en un extraño en su propio mundo.
Platón nos cuenta en la Defensa de Sócrates que, ya declarado culpable, el viejo maestro es invitado a elegir su propio castigo. Pero...
¿" Como podría vivir en otra tierra, privado de mis vecinos, entre gentes que no me conocen" ? " Y si no he podido ganarme vuestro afecto, a pesar de haber nacido y crecido entre vosotros, ¿Como puedo aspirar si quiera al resto de los ajenos?."
Para Sócrates el exilio es peor que la muerte.
¿Cómo es posible que alguien elija por propia voluntad, no presionado por la amenaza de un castigo irreversible, cortarse las raíces que lo atan a su historia?
El futuro se convierte en la única dimensión "habitable", un proyecto que ayuda a no volver la cabeza y llorar lo perdido. La vida se llena de metas aunque a veces no son más que tretas para engañar la soledad del extrañamiento Llevan en sus baúles la vieja cultura y la gratitud por la nueva vida que se han prometido.
Emigrantes a ratos, exiliados a veces, desarraigados siempre.
Y así, en silencio, pienso en ti, en ti dolor, en ti viejo amigo.
No, no pensé nunca que veríamos marchar a nuestros hijos y que eso aún causando tanto dolor, causaría menos que mirarles y ver su triste mirada llena de nada.





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