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lunes, 13 de julio de 2020

Faro de Cabo Vilán

cabo vilán costa da morteUno de los puntos más peligrosos de la costa gallega es el cabo Vilán. Su entorno natural es imponente tanto si nos acercarnos a él por mar como por tierra. Se yergue desafiante ante el Océano, como retándole. Solo se deja arrullar, orgulloso y regio, por las gaviotas que vuelan acercándose desde el infinito horizonte.
Estamos en Camariñas, en la Costa da Morte. Un lugar donde los naufragios se sucedieron sobre todo a finales del siglo XX. Son peligrosísimas estas aguas y también son de una belleza escandalosa, lo cual justificó la presencia de un faro que guiara a navegantes.
El faro primitivo que se encendía con una lámpara de émbolo de aceite de oliva no lograba superar con su luz el punto más alto de cabo Vilán, provocando zonas de oscuridad a pesar de que se intentó rebajar el terreno a base de dinamita.
El faro de Cabo Vilan señala uno de los tramos más peligrosos de la Costa de la Muerte, pero también uno de los más hermosos. Asomarse a ese océano que rompe sus olas contra las rocas imponentes de este lugar es, cuando menos, todo un privilegio . Allí se siente la libertad. Erguido a 125 m de altitud y unido al antiguo edificio de los fareros posee un potente cañón de luz, capaz de conseguir los 55 km.
 
El gobierno inglés, bandera de la mayor parte de los barcos hundidos en este punto, llega a exigir al gobierno español una mayor intensidad de luz en este lugar. Así todo, no será hasta 1885 cuando se apruebe la construcción del futuro faro de !ª orden para Vilán.


El 15 de Enero de 1896, en un momento en que los pueblos más próximos no tenían todavía luz eléctrica, entra en funcionamiento el nuevo faro de Vilán irrumpiendo como una gran novedad. El faro de Vilán será el primero de España en utilizar energía eléctrica.
Los ingenieros Francisco Lizárraga y Adolfo Pequeño, levantaron una torre octogonal de 24 metros de altura que aparenta más por el lugar en el que se ubicó: una roca a 80 metros sobre el nivel del mar.
descubrir costa da morte cabo vilano

Se dice que en los días de temporal la torre se mueve, abanea con el viento, pero los expertos aseguran que no hay nada que temer ya que esto indica la elasticidad de los materiales con los que está construido.
 
Su luz alcanza los 125 metros de altitud llegando a alcanzar los 55 kilómetros. En sus orígenes, se necesitaron seis fareros, un maquinista y un fogonero para dar servicio al faro por lo que se construyó un edificio de servicio que se encuentra unido a la torre por un túnel con más de cien escaleras. Actualmente, este espacio alberga un Centro de interpretación de los naufragios, faros y señales marítimas que guarda entre otras piezas originales, la primera linterna del faro

subida-faro-vilan
La soledad de los fareros es entendida a veces como símbolo de libertad y aunque son unos enamorados del mar también saben que él, es un asesino.

martes, 20 de noviembre de 2018

O camiño dos faros


O Camiño dos Faros es una ruta de senderismo de 200 kilómetros que une Malpica con Finisterre por el borde del mar: Un camino que tiene el mar como mayor protagonista y que está acompañado por todos los faros y lugares especiales de la Costa da Morte.
El camino nos lleva por senderos de pescadores, escondidos y pequeños. De Malpica a Finisterre los paisajes que nos rodean son salvajes; acantilados abruptos, altas rocas y bosques que esconden a los ojos del viajero playas vírgenes. Galicia en estado puro sin un alma de por medio.

Una de las experiencias más hermosas de la ruta son los atardeceres anaranjados de Finisterre. Lugar de peregrinaje de antiguos celtas y romanos; antiguas civilizaciones que venían a deleitarse con los atardeceres de los confines del mundo.

El clima es duro, el mar arrecia y el viento, casi siempre presente, puede hacer que los árboles crezcan en diagonal creando fantásticos túneles llenos de misterio. Las gaviotas, la paz, la inmensidad de la naturaleza tan brava como el mar que llega a su orilla, te acoge con el silencio, roto sólo, por la propia naturaleza que te habla desde sus entrañas.



Siete faros acompañan el camino de A Costa da Morte, bautizada así, por los ingleses a  finales del siglo XIX, cuando tres hundimientos británicos acabaron con la paciencia en la zona y forzaron a la construcción de los faros. El más nuevo es el de Punta Nariga, de 1997, con una base en forma de barco que parece querer adentrarse en el mar.
Aquí abundan margaritas gigantes que salpican de blanco y amarillo el verde que puebla los pies de las gigantescas rocas.
El más antiguo y uno de los más espectaculares, es el Cabo Vilán, de 1986, - construído seis años después de la tragedia del Serpent- encaramado a unos acantilados y rodeado de aves. Fue el primer faro alimentado con electricidad .
Es uno de los eternos vigilantes, erigido sobre un saliente de 104 metros de altura y lanza destellos visibles a 40 millas cada 15 segundos.
Desde Cabo Vilán y desde el faro, las vistas sobre el reflejo del mar hipnotizan, y es que las playas salvajes de la Costa da Morte tienen una durez y una belleza especiales.

Cerca, a pocos kilómetros, se encuentra el Cementerio de los Ingleses.
Aquí se han quedado 172 guardiamarinas ingleses que naufragaron cuando viajaban en el buque escuela Serpent, en noviembre de 1980, cuando una brutal tempestad estrelló la nave contra a Punta do Boi, dejando la playa de Trece cubierta de cuerpos de náufragos. Desde entonces, todos los años acudía al lugar un buque de la armada inglesa a arrojar una corona de flores en homenaje a sus muertos, y hasta hace relativamente poco,cuando algún buque de la Marina Real pasaba frente a esta punta, disparaba salvas de honor.

 Siguiendo la carretera se llega hasta el mismo Faro de Roncudo. Dicen que el nombre de Roncudo procede del ronco rumor del mar cuando se estrella contra las rocas. En ellas los hombres y mujeres de Corme arriesgan sus vidas escapando de las olas y de los remolinos para obtener el mejor y más sabroso percebe del mundo. Sin embargo han muerto tantos allí que la zona está sembrada de cruces blancas en su recuerdo.




Etapa 1: Malpica-Niñóns (21,9 Km)
Etapa 2: Niñóns- Ponteceso ( 26,1 Km)
Etapa 3: Ponteceso-Laxe ( 25,2 Km)
Etapa 4 :Laxe- Arou (17,7 Km)
Etapa 5 : Arou-Camariñas (22,7 Km)
Etapa 6 : Camariñas- Muxía (32 Km)
Etapa 7 : Muxía- Nemiña (24,3 Km)
Etapa 8 : Nemiña-Cabo Finisterre (26,2Km

miércoles, 13 de diciembre de 2017

De faro en faro respirando el mar


O camiño dos faros es una ruta de senderismo de 200 km que une Malpica con Finisterre por el borde del mar. Un camino que tiene  el mar como protagonista y que pasa por todos los faros de la Costa de la Muerte que bañada por las airadas aguas del Atlántico, es sin duda uno de los paisajes más espectaculares de Galicia.


La luz de los faros, que durante décadas han guiado los barcos y buques que surcaban estas peligrosas costas, será quien ahora guíe mis pasos al borde de un inmenso, enfurecido y bravo mar que sobrecoge a cualquiera. Puedo contemplar las grandes olas batiendo las rocas y escuchar como el viento sopla entre los árboles.

El océano abruma y sobrecoge.

Se respira mar, todo un privilegio, y cuenta con 200 km señalizados siempre de la mano del Océano Atlántico, y en ella podremos admirar siete majestuosos faros: el faro de punta Nariga, faro Roncudo, faro de Laxe, faro Vilán, faro de Muxía, faro de Touriñan y el faro de Fisterra.

El viento, con sus fuertes ráfagas te empuja hacia adelante. Oyes su enorme rugido a  tu espalda. El estruendo de las olas contra las rocas y una imponente espuma alzándose sobre las mismas aguas te recuerda otra vez la insignificancia del ser humano, su enorme pequeñez.

Duele la ausencia de gaviotas amigas sobrevolando por encima de nuestras cabezas, planeando en las ráfagas de un aire no violento.



Baten las olas salvajes, llenas de ira contra las estructuras del faro que se yergue firme sobre las rocas que se asoman al mar.
De noche el faro, fiel vigía de mirada intermitente, impone su presencia. En su interior: el farero.
Pocas figuras producen tanta fascinación como la del farero, personaje solitario y curtido que vive rodeado de mar. Como llenar la soledad! allí frente al mar, soportando al viento y a la lluvia, a la noche y al día, a los fantasmas del silencio, de la tormenta y de la niebla.
Aprende uno a hablar solo en medio de ese paisaje. Decía Machado, que quien habla solo espera algún día hablarle a Dios. Será Él el Gran Interlocutor, pues hoy en día nadie escucha. Estamos inmersos en verdaderos diálogos de sordos. La prisa absurda ha matado el diálogo en la calle y ha sido sustituido por un monólogo mediático.
Mientras, el Gran Interlocutor, sigue esperando nuestra palabra.


viernes, 6 de mayo de 2016

FAROS: Los guardianes del mar


Donde terminaba el malecón y empezaba el muelle estaba el viejo faro, blanco y redondo, con una pequeña puerta, una ventana circular hasta arriba y una inmensa linterna.

Si la mar está en calma:
"Desde el balcón más alto de mi faro
pesco con caña
veinte metros de hilo
y un anzuelo de plata"
Emilio Prados
Los faros, esas construcciones altas, recias, orgullosas, que no temen vientos ni tempestades. Siempre alertas, oteando el horizonte con su gran ojo lleno de luz, como un hermoso dragón que vigila la entrada al mundo de los sueños donde, aveces, nos perdemos.
 La noche se ha vuelto fría y la niebla penetra en el cuerpo clavando sus interminables agujas de hielo sobre nuestra piel. 


El mar ruge desde el fondo de sus entrañas, de repente se ha vuelto violento. Grandes y enormes olas se levantan y se enfrentan furiosas con el enorme dragón. Todo se ha vuelto negro y la ausencia de color hace que nuestro miedo crezca por momentos, parece que se ido la vida.
Caballos con crines blancas cabalgan sobre olas gigantescas que fustigan sin piedad una y otra vez las rocas de los acantilados. Las gaviotas se han refugiado en tierra, ninguna sobrevuela ya, sobre nosotros. No hay estrella en el cielo, ni luna ni ningún otro lucero, solo oscuridad, oscuridad y miedo.
Parece que seremos tragados por la espuma de las grandes olas que después de chocar contra las rocas se retiran a enorme velocidad para volver a acometer con más furia, si cabe, la próxima vez.
Pero...de repente, cuando todo parecía perdido, un sonido, un destello de luz aparece entre la densa y fría niebla. 
Completamente mojados y cansados solo nos queda llevar el barco lo mejor posible, pero sólo los bofetones de las olas en los ojos y las gotas que se colaban por dentro del traje de agua eran capaces de sacarnos del letargo o de la muerte repentina.

No olvidaremos los crujidos del barco, los aullidos del viento y el estruendo de las olas al golpear sobre la cubierta, las violentas sacudidas y por y sobre todas las cosas, la sensación de sentirse muy muy pequeño e insignificante ante esta enorme y sorprendente demostración del poder de la naturaleza.

Adormilados por el frío permanecíamos en silencio atados al barco hasta que al fin guiados por la luz y el sonido de la sirena del faro entramos al abrigo del puerto.

jueves, 6 de agosto de 2015

Faros: Las luces del mar

 Galicia es un país de agua, tiene su rostro fracturado por las rías que la atraviesan como enormes cicatrices y es que el mar entra en la vida de los gallegos como ellas en la tierra desde los primeros tiempos de la humanidad. Los faros nacen en el limite entre uno y otra.
 Me gustan los faros. Son solitarios, impávidos, enormes. Me gusta de ellos su estructura, me gusta la función que hacen, el simbolismo que desempeñan, su chorro de luz y su parpadeo y también, su soledad. Sé que esta es una visión un tanto romántica y un cierto bohemia pues la vida de los fareros era dura y demasiado solitaria, siempre pegado al mar, con el batir de las olas y el viento como único sonido de fondo.

 Desde el mar, los barcos no solo ven la luz del faro, que les advierte de la proximidad de la costa, sino que también lo identifican por los intervalos y los colores de los haces de luz, de manera que pueden reconocer frente a que punto de la costa se encuentran. A veces, este haz luminoso no es efectivo si la niebla se ha echado sobre el mar y es entonces cuando el sonido de su sirena  inconfundible avisa de un peligro inminente. Muchos de estos sonidos los recuerdo llenando mi infancia en los largos días de niebla y oscuridad de una noche sin estrellas.
 
 La ruta por la costa de Galicia de faro en faro es única. Paisaje, mito, historia y leyenda los envuelven,  pues a pesar de extenderse prácticamente por  toda la costa gallega con su porte y su luz, desde Ribadeo ( Lugo ) hasta A Guarda ( Pontevedra ), los faros gallegos han estado vinculados, desde su origen, con numerosos naufragios y leyendas.
Quizás uno de los naufragios más legendarios y del que todavía hoy se habla por el misterio que envuelve al tesoro perdido, es el que ocurrió en el estrecho de Rande (Vigo)







TE ME ACERCAS

contándome al oído milagros
de miles de leyendas
que quedaron entre tus aguas
Me salpicas
con espumas inundadas de misterios
de otros tiempos y distancias,
con lamentos de promesas
que perdieron sus palabras
en tus bajamares intensos...

Y yo me acerco y te salpico
sabiéndome tan pequeño
tan desconsoladamente chico, 
tan solo entre mis gentes cotidianas, 
que me apabullan tus mareas,
tus olas y tus resacas.

A veces me respondes...
Pero de continuo callas y resbalas 
en las arenas de mi playa
que esperan impacientes tus respuestas.

Luis E. Prieto





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