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lunes, 6 de marzo de 2023

Soutomaior y las camelias con nombre de mujer

Soutomaior :Una de las fortalezas mejor conservadas del medievo gallego donde a sus pies se encuentra el parque botánico más importante de Galicia.



Un patrimonio fortificado que ha vivido épocas de grandeza, pero también de ruina, y a lo largo de la historia fue testigo de batallas y luchas de poder entre familias nobles.


El diseño actual de los jardines y del parque botánico tiene su origen en 1870 cuando el Marqués de la Vega de Armijo se instaló en el edificio e inició un proceso de remodelación para convertir los antiguos campos de maíz en el jardín actual.

El patrimonio natural lo integran más de 400 ejemplares de camelia de 22 especies diferentes, 10 de ellas centenarios.
La colección se fue ampliando con el paso de los años y hoy en día forma parte de la Ruta de la Camelia y está reconocido como Jardín de Excelencia Internacional por la Sociedad Internacional de la Camelia.

 Las camelias conviven con  numerosas especies arbóreas autóctonas y también procedentes de los cinco continentes. Un patrimonio donde prosperan ejemplares que destacan por sus grandes dimensiones, otros por su edad, belleza etc.                                                                                    

Nos encontramos con una araucaria de unos 25 metros de altura, o con una Sequoia con 41 metros de alto y 9,5 metros de perímetro por ejemplo.





CAMELIAS CON NOMBRE DE MUJER


Es invierno. caen las lluvias, arrasan los vientos llevándose consigo viejas tejas, árboles que creíamos bien enraizados y objetos que aparecen a kilómetros de distancia. Desde aquí no vemos las olas del mar, pero las intuimos. El mar bravo siempre está cerca de cada ser que habita nesta terra mariñeira.
En medio del diálogo caótico de la lluvia con el viento, de las nubes con el frío, de los aires desbordantes, las camelias florecen formando en un mismo lienzo un paisaje de luz y sombra.
Camelia es un nombre que proviene del latín. Significa "Ofrenda de Dios" y hace referencia a una flor con más de 100 especies y 30.000 variedades diferentes.
La camelia, la flor que nace cuando la naturaleza duerme, es parte ya de la historia de Galicia y de su cultura. 
El castillo de Soutomaior rinde homenaje a grandes mujeres con la creación de un jardín de camelias con el nombre de mujeres ilustres en la historia, la ciencia, el arte y la sociedad. Así pues, se ha puesto en marcha la plantación del primer ejemplar de camelia japónica : María Vinyals. variedad dedicada a la escritora y pionera del feminismo en España que nació en el castillo de Soutomaior.

 Pero hay otras ejemplares dedicados a grandes mujeres como puede ser Rosalía de Castro. La Bella Otero, Joana Enriqueta Lehmann, Juana de Veja condesa de  Espoz y Mina, Sofía Novoa, Emilia Pardo Bazán y Jimena Fernández de la Vega, primera mujer licenciada en Medicina por la Universidad de Santiago, obteniendo además el Premio Extraordinario en el año 1919.

 

A Raiña de galicia : La camelia elegida para homenajear a las mujeres






lunes, 1 de noviembre de 2021

Arquitectura del silencio y la memoria

 


La única seguridad que tiene el hombre es la muerte, no existe nada más inevitable. Admitir su existencia y tratar de entenderla condujo a la sociedad a adoptar diferentes actitudes que en la mayor parte de los casos están enfocadas a evitarla, ocultarla o aplazarla.

Si el papel de los rituales funerarios es atenuar la emoción y el dolor de la separación, uno de los papeles de las tumbas y cementerios por tanto, es impedir que desaparezca el recuerdo del difunto.

Los muertos siempre han convivido con los seres vivos: en las cuevas, y bajo las casas de los hombres primitivos, en los bordes de los caminos y de las vías romanas, en el interior de las iglesias medievales.

Casos especiales son los camposantos rurales de Galicia en los que existe una total convivencia con los espacios de la vida.

El territorio gallego, rodeado de mar y con fronteras naturales, tiene una serie de peculiaridades debido a su situación geográfica. El clima, la emigración y la dispersión de sus aldeas contribuyeron a crear su peculiar idiosincrasia.


En Galicia, desde siempre, vivos y muertos comparten espacios y tienen puntos de encuentro enlazados con hilos apenas perceptibles de memoria.

La muerte en el mundo rural se asumía sin miedo y con naturalidad, " morrer hai que morrer". El culto a los antepasados es algo que está enraizado en la mentalidad gallega.

Los enterramientos han sido la huella solitaria que el hombre ha dejado de su modo de vivir. La arquitectura funeraria, expresa la relación que la sociedad ha establecido con la muerte: ayuda a juzgar y entender mejor una civilización. Es una arquitectura para los que ya no están, constituida por espacios de ausencias y de despedidas, de huellas y recuerdos de muchas vidas, de recogimiento y añoranzas. Es "el no olvidar de los vivos" y " el no me olvides" de los muertos.


El origen de la parroquia rural gallega se encuentra en los antiguos castros. La parroquia no es propiamente creada por la iglesia, sino que ésta se aprovechó de la organización que ya existía, como sucedió con otras cuestiones. 

Era importante que cada parroquia contara con un cementerio, situado siempre en el atrio parroquial alrededor del templo. Las clases dominantes buscan diferenciarse en estos recintos e incluso las ideologías se ven reflejadas de un modo u otro en las obras funerarias, pero, no cabe duda que el fin último es proteger" la memoria individual y colectiva como herramienta innata a la persona que posibilita almacenar y conservar para el futuro las señas de identidad de lo que hemos sido" ( Pérez , Tarrío )



 

martes, 13 de junio de 2017

MUIÑADA

¡Uy cuantísimos ríos hay en esta tierra gallega!. Maravilloso pasear por sus orillas y ver los reflejos de los salgueiros, loureiros, bidueiros, enormes helechos que mojan, a veces, sus pequeñas hojas en las aguas saltarinas del río. Te sientes en una realidad diferente y fantástica donde la magia de la vegetación, el sonido del agua  y los sonidos del bosque te trasladan, aún sin querer, a otra dimensión, a otro estado, más grato, más placentero, donde cualquier deseo pudiera hacerse realidad.

La variedad de colores y tonalidades de las hojas se aprecia principalmente en otoño, cuando la multitud de verdes da paso a pardos y rojizos para recibir al invierno con las ramas desnudas pero ahora, en verano, la frescura del color verde se hace sentir en la piel. Y ...en algún recodo  aparece de repente un molino de agua.



El molino es una construcción de piedras pequeñas cubiertas de teja, generalmente cuadradas, que se  dividen en dos plantas; tremiñado - parte superior- y el infierno - parte inferior.
Se localizan en las orillas de los ríos para provechar su caudal y trasladar el agua al molino. Una vez cargada la muela y echado a andar, el gordo de la harina se regula en la cruceta y en la caída de la acequia. Nos encontramos con varios tipos de calidades: el oleo que caía cerca del pie y que servía de papas para los niños, luego la harina propiamente dicha:  farelo, más lejos del pie y luego la harina brava con cáscara del grano de maíz o picón, granos machacados.



A veces, llueve tan fuerte que el caudal del río baja como un verdadero torrente, formando remolinos y espumeando en sus pequeños desniveles. Con esta enorme fuerza se podían mover hasta 53 molinos, donde se obtenía  la harina de maíz principalmente y ,de trigo y centeno en menor medida.

Hoy en día no se utilizan, claro está. Se restauran. Estos molinos de agua restaurados se reparten a lo largo de la Ruta da Pedra e da Auga que atraviesa la vegetación por donde discurre el río Armenteira

Pequeños, de apenas 30 metros cuadrados de superficie y de una sola planta , la arquitectura de los molinos tiene detalles sorprendentes como esas repisas ( en gallego, pousadeiros) junto a la puerta, en la que se descansaban los sacos y que al estar a un metro escaso del suelo reducían el esfuerzo necesario para cargarlos.


La molienda se realizaba sin descanso, de noche y de día. Para vigilar que el molinero no se cobrara una proporción de harina mayor que la debida. Se hacían guardias y reuniones junto al molino que derivaron en fiestas y en bailes. De ahí surgió la muiñeira ( molinera) , el baile tradicional de Galicia.

"Lo que pasaba en el molino quedaba en el molino".

Aquel tiempo se perdió en los años 50 del siglo pasado con la irrupción de las máquinas eléctricas.La maleza y la tierra se fue apoderando de los molinos, a la vez que sus estructuras se derrumbaban y los tejados se hundían. Entonces se inició un proyecto de rehabilitación para que todo este espacio y aquella actividad de la molienda no viviera solo en la mente de las personas mayores.
Ahora las fachadas de los molinos lucen una bonita piedra. Los tejados sus tejas rojas, el caudal del río discurre por un cauce despejado de maleza y se puede cruzar en distintos puntos por puentes de madera.
Dentro de estos bosques la magia vuelve a surgir cuando los rayos del sol se cuelan entre los árboles.

Todos los molinos tiene un nombre, algunos referidos a sus propietarios, y otros a su ubicación. Unos eran de herdeiros ( de propiedad de particulares que van heredando el molino) otros de parceiros ( pertenecientes a una colectividad, con los días de molienda repartidos) y otros de maquía ( de profesionales que cobraban por hacer la molienda).
Y así siguen viviendo entre nosotros para siempre.



viernes, 9 de octubre de 2015

Petos das ánimas

Galicia está formada en su mayoría por pequeñas aldeas, dispersas y diseminadas entre sus profundos y hermosos valles que han favorecido la conservación de sus creencias y costumbres desde tiempos ancestrales.


Es su orografía la que la hace especialmente misteriosa, atractiva, seductora y hermosa.

Uno de los rasgos del sentir de su gente es el estrecho vínculo que une al gallego con su tierra a la que ama profundamente. Esta unión alcanza su punto culminante en la muerte y el deseo de ser enterrado y fundirse con aquello que tanto quiere.

En el mundo gallego, la muerte no tiene un carácter apocalíptico sino esperanzador

 Fue la iglesia, la que con su propagación de la idea del purgatorio y el fenómeno de la devoción de las almas que allí van a parar, determinó la puesta en pie de estos petos.
Estos petos colocados en encrucijadas de caminos y plazas recogían pequeñas ofrendas y limosnas de los caminantes, destinadas al pago de misas por sus almas.




La encrucijada ha sido siempre un lugar de encuentro entre los habitantes  del mundo visible e invisible. Son los lugares más frecuentes pues son los lugares más concurridos por los vecinos y tradicionalmente uno de los puntos con mayor contacto con lo sobrenatural. Es el centro del universo-aldea. 
La muerte no quiebra la convivencia entre quienes se han ido y los que se quedan, de tal modo que el cambio de amores, obligaciones y ayudas prosigue más allá de la muerte con nuevos aspectos.
Los seres del otro mundo habitan en el espacio no urbano y los vivos en la aldea y, en la encrucijada se encuentran.

El estudio de este espacio sagrado es importante para entender un sin fin de ritos y creencias muy arraigadas en el pueblo gallego; como la muerte, las meigas o el demonio .

En las encrucijadas se realizaban prácticas curativas, así como encuentros con las meigas, el demonio o la Santa Compaña. Además, es lugar de veneración a los difuntos y ánimas del purgatorio.

 La iglesia no podía permitir este tipo de prácticas herejes e intentó cristianizar estas encrucijadas colocando en ellas "cruceiros" y "petos de ánimas" De esta forma la convivencia entre vivos y muertos llega a ser prácticamente diaria. 

La muerte se siente cerca, ven a sus muertos en los sueños y despiertos, hablan con ellos, los esperan y los temen. Todo ello se remonta a un sentir muy anterior a la concepción cristiana del purgatorio introducida por la iglesia.

 En las gentes de las aldeas sigue dándose la idea de auxiliar a las almas necesitadas de purificación y esto ha permitido una mayor conservación de estas construcciones.

La zona donde los petos son más representativos, son en el sur de Galicia y norte de Portugal, aunque se pueden localizar algunos en las provincias de Lugo y de la Coruña

Los petos están hechos, normalmente, de piedra y son de forma muy variada, llevan una hucha para echar limosna, con un cristal o una reja para protegerlo y normalmente una cruz en lo alto.
Todos tienen como motivo central las ánimas entre las llamas de purgatorio y una figura central que vela por ellas. Esta figura central puede ser un obispo, un rey o un santo. También puede aparecer la figura de Cristo en la cruz o de la Virgen, así como otras figuras secundarias como ángeles del purgatorio o elementos de la pasión.

Así pues, en Galicia tenemos resuelto  el dilema de la cuarta dimensión.











domingo, 28 de junio de 2015

El Versalles Gallego: Pazo de Oca

Desde cualquier punto de Galicia, el camino que conduce hasta el Pazo de Oca va sembrado de verdes en las más diferentes tonalidades que alguien pueda imaginar. Se convierte en una exaltación de los sentidos pasear por esta tierra en cualquier época del año.

Los grises o azules, verdes, amarillos, dorados y rojos, entre castaños, robles y pinos, nos conducen, entre su aroma y verdor hasta el más precioso pazo que tiene Galicia.

El pazo de Oca, es un pazo señorial de estilo barroco situado en la parroquia de Oca, concello de A Estrada, cerca de Santiago. 

Actualmente pertenece a los duques de Medinaceli, y está considerado como uno de los mejores representantes de la arquitectura señorial de la Galicia del siglo XVIII, donde la piedra, el agua y la vegetación son los tres elementos fundamentales que crean este espacio sin igual. Se le conoce como el Versalles gallego por la belleza de sus jardines.






Paseando entre ellos, descubrimos lugares, que nos hacen viajar siglos atrás, en el tiempo, donde el murmullo del agua en las fuentes y estanques; el color de las camelias ,
los verdes de musgos y helechos, el aroma del azahar de naranjos en primavera o los paseos de los tilos, hacen que la estancia en este lugar se convierta en toda una experiencia de paz y armonía de gran belleza.

Por las canalizaciones de piedra discurren las aguas del río Mao hasta el Molino , donde se distribuyen para el riego.
En los estanques de sus jardines está representada la paz en la figura del pescador y, la de la bondad humana, en los dulces naranjos, navegando por aguas tranquilas hacia el cielo que representa la iglesia. En el otro estanque figuran representadas la maldad y la guerra por medio de cañones y fieras heráldicas, que navegan por aguas tumultuosas hacia un supuesto infierno, que se encuentra al terminar el estanque, donde el agua se pierde en la tierra.

Y así entre tilos, camelias, setos, balaustradas, veredas, puentes, hórreos y palomares podemos ir perdiéndonos en la historia de Galicia que difícilmente se entendería sin los pazos que comenzaron a construirse a finales del Siglo XV y principios del XVI y eran, característicos de la nobleza gallega rural.












miércoles, 20 de mayo de 2015

Cruceiros




Por cualquier lugar de Galicia: senderos, plazas, atrios de iglesia, montes, valles y costas nos encontramos con el cruceiro, siempre presente, siempre erguido, buscando el cielo. Es uno de los elementos más significativos de la iconografía gallega.

Son más de 10.000, los que hay repartidos por toda Galicia, sin embargo, se desconoce su origen y se discute su significado.


Algunos historiadores, datan el origen de los cruceiros en los menhires prehistóricos que más tarde se cristianizaron añadiéndole una cruz.

No son exclusivos de esta tierra, pero sí es donde son más comunes y donde se les da más importancia, pues además de su simbología religiosa, tienen numerosas leyendas a sus espaldas.
Cuando el gallego, deambulaba por su tierra donde, tan pronto, podía sentir la presencia de "meigas y trasgos", como la aparición de congregaciones fantasmagóricas, como la Santa Compaña, los cruceiros aparecen como un modo de proteger esas encrucijadas amedrentadoras. 

Vendrían a ser, por tanto, como un exorcismo anticipado de la zona, o un cobijo, en el que por divina intersección, el caminante pudiera guarecerse de la malévola influencia de espíritus y demonios.

Están muy presentes, por ejemplo, en la leyenda de la Santa Compaña. Se dice, que en esta procesión de muertos, que normalmente aparece cerca de los camposantos y vaga hasta la casa del futuro fallecido pasando por estos cruceiros, especialmente en la noche de Todos los Santos y en la noche de San Juan, la Santa Compaña no tendrá el poder de capturar el alama del mortal que se cruza con ella, si éste se encuentra en los peldaños de un cruceiro.

 Así ante compañía tan aterradora y si la escapada a la carrera no parecía que fuera a ser exitosa, no había más que agarrarse al fuste del cruceiro, rodearlo, incluso, si el valor era poco, con los brazos y las piernas y encomendarse al Cristo Santo o a la Virgen bajo cuya advocación se hubiese erigido el monumento.

Sí así se hacía y no se soltaba en ningún momento, tal comitiva fantasmal proseguiría su camino con sus cantos y sus rezos y dejaría al asustado caminante en tan absurda y vergonzosa posición.


Había quien atribuía a estos monumentos capacidades sanadoras mediante rituales que se celebraban en torno a él 
Se empleaban como lugar de enterramiento para "neniños" recién nacidos que por haber muerto sin bautizar, no podían descansar en suelo sagrado. Se realizaban unas pequeñas marcas sobre ellos - las iniciales de sus nombres- que daban fe de que allí descansaban para siempre unos niños sin suerte, a los pies de un cruceiro.






En la costa abundan, aunque éstos normalmente tienen el significado de recordar a los muertos en tragedias navales, como los que hay en la "Costa da Morte" o en "Cabo Home"










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