miércoles, 29 de noviembre de 2017

ALOIA

                                                                                                                                                                    Pinos, acebos, robles,castaños, alcornoques, laureles, sauces, alisios y abedules acompañados por, abetos, cipreses y cedros del Líbano convierten el Monte Aloia en un paraíso.
Integrado dentro de la sierra del Galiñeiro, es una auténtica atalaya a 700 metros de altura.

Hay restos prehistóricos y romanos e historias rodeadas de leyendas, como, que aquí las yeguas salvajes son fertilizadas por el viento, o que éste es el auténtico Monte Medulio, escenario del suicidio de los últimos guerreros celtas supervivientes de la batalla y asedio de los romanos.

Una ruta de 9 km que si hay algo que la describe es la diversidad. La diversidad de caminos, de hierba mullida, de roca granítica surcada y moldeada por el viento y el agua. De tierra pisada por animales salvajes, de gentes que disfrutan de los senderos ansiosos de nuevas emociones. De vacas tranquilas y caballos altivos, de cabras expectantes, y perros ansiosos de nuevos olores.

Pero si hay algo sobrecogedor, ese es el silencio. Te envuelve a medida que avanzas, abrazándote poco a poco. Alzas los ojos esperando descubrir algún pájaro y ... los ves, pero solo te observan, preguntándose porqué invadimos su territorio.

Toda la ruta es un continuo ascenso y descenso que nos recuerda que estamos en una zona montañosa. En un momento determinado de la ruta y donde la niebla se ha desvanecido tenemos unas vista magníficas de Monteferro y las Islas Cies.
Donde la niebla es espesa, semeja un mar de espuma denso e imposible de atravesar. Las cumbres de las montañas emergen como islas a la espera de náufragos. Poco a poco nos alejamos del Monte Aloia con dirección al Monte Galiñeiro. Van apareciendo los eucaliptos, y como no, los cazadores. El corazón se encoge con cada tiro .



Seguimos el camino rodeados de helechos marrones, quemados ahora, por los primeros fríos. Atravesamos pequeños regatos, que lentamente discurren ladera abajo para finalmente perderse en el río Miño y este a su vez acaba engullido por el inmenso Atlántico.
Atrás hemos dejado los rebaños de vacas que pastan libremente en el monte para toparnos con una manada de caballos salvajes, que al galope huyen de los intrusos. Y así, descendiendo, acabamos a los pies del Monte Galiñeiro. Allá en lo alto, en el punto más elevado de la sierra casi esperamos  que asomen los guerreros con sus lanzas defendiendo sus posiciones..
Ahora que la niebla ha comenzado a levantar vemos, a lo lejos, Baiona que se desdibuja en la lejanía. Pequeñas aldeas calzan los pies de la sierra. 
Llaman nuestra atención las canteras de granito, laderas destruidas para arrancar del corazón de la montaña la preciada piedra.
Volvemos a cruzar rocas, pistas, senderos, riegos y charcas. Y apenados por el fin del camino damos nuestros últimos pasos.

lunes, 20 de noviembre de 2017

MARÍA SOLIÑA


Una de las historias que guarda en su memoria Cangas de Morrazo ( municipio de la provincia de Pontevedra)  es la de María Soliña, condenada allá por el siglo XVII por la Santa Inquisición, acusada de brujería.
Esta mujer no fue más que una víctima de un plan maquiavélico orquestado por el Santo Oficio y los nobles de la época- como en otras muchas ocasiones con otras mujeres- quienes no pretendían otra cosa que despojarla de todos sus bienes.
Por aquel entonces, Cangas era un pueblo de pescadores que vivía de las ganancias que generaba la pesca y la salazón del pescado.

Corría el año 1617 cuando piratas turcos-berberiscos asolaron la ría de Vigo.
Intentando desembarcar en Vigo, se encontraron con la fuerte oposición de los vecinos y entonces se dirigieron a Domaio expoliando cuanto encontraban a su paso. En la contienda, estaban Antonio Soliño y Pedro Barba, hermano y marido de María Soliño, cuyos cadáveres aparecieron abandonados, como otros muchos, en la playa.
Con barcos y utensilios de pesca destrozados y sin viviendas, el pueblo se sume en la más absoluta pobreza, impidiendo que los vasallos paguen las rentas que los nobles exigen por el uso de sus tierras.

 Así las cosas, los nobles de la época que no estaban dispuestos a perder el poderío económico que ostentaban desde hacía décadas, inician una campaña con el apoyo de la Santa Inquisición, para denunciar por brujería, a mujeres de la época que gozaban de una buena posición económica, mezclándolas con otras que eran pobres para no despertar sospechas sobre sus verdaderas intenciones.

María Soliño, al enviudar, pasó a ser poseedora de todos los bienes de su difunto marido. Siendo como era, mujer de una importante fortuna, enseguida llamó la atención de los nobles del lugar.
La pérdida de su hermano y de su marido parece que la sumió en una profunda depresión y cada noche recorría la playa acompañada por las olas, donde la brisa del mar parecía que mitigaba sus penas y le confería una sensación de paz.
Este comportamiento llamó la atención del pueblo y el chismorreo fue canalizado en una acusación de brujería ante la Inquisición.

Las continuadas visitas a la playa de noche fueron, de esta manera, causa suficiente para iniciar contra ella un proceso por diferentes acusaciones relacionadas con la brujería.

María Soliño fue llevada a las cárceles secretas del Santo Oficio en el año 1621.

Fue acusada de entregar su alma al diablo y de poseer poderes demoníacos capaces de causar los más terribles males. Fue sometida a tortura física y psicológica hasta que confesó ser bruja desde hacía más décadas. Con este declaración María fue despojada de sus posesiones ( que fueron repartidas sigilosamente entre los nobles) y se le condeno a lucir un Sambenito, prenda que la marcaba como proscrita ante la sociedad.
Por todo esto fue despojada de cuantos bienes poseía.
Sambenito Maria Soliña
Se sabe que nació en el año 1551 en la villa de Cangas, sin embargo nada se sabe de la fecha de su muerte. No hay partida de defunción, ni se conoce el lugar donde pudo ser enterrada, lo que ha contribuido a aumentar el mito del personaje nunca muerto.

María Soliña ( Celso Emilio Ferreiro) 

Polos camiños de Cangas a voz de vento xemía:
ai, que soliña quedache, María Soliña.
Nos areales de Cangas, muros de noite se erguían:
Ai, que soliña quedache, María Soliña.
As ondas do mar de Cangas acedos ecos traguían: 
ai, que soliña quedache, María Soliña.
As gaivotas sobre Cangas soños de medo tecían: 
ai, que soliña quedache, María Soliña.
Baixo os tellados de Cangas anda un terror de agua fría
ai, que soliña quedache, María Soliña.
  Historia d








lunes, 13 de noviembre de 2017

EL MANUAL DE LAS BRUJAS

MALLEUS MALEFICARUM :El manual maldito de la Inquisición que calcinó vivas a 60.000 mujeres.


"Malleus Maleficaron", un libro que fue denominado el "Manual del Inquisidor" y recopilaba todo el conocimiento existente sobre las hechiceras hasta el momento.


"En nombre de Nuestro Señor Jesucristo. Sepan todos los hombres por las presentes que en el año de nuestro señor 1487 el supremo Pontífice que ahora reina, ordenó y otorgó a los Inquisidores el poder de investigar e inquirir en la herejía de las brujas y les concede toda la facultad de juzgar y proceder contra tales" Con estas palabras se hizo oficial, el 19 de Mayo, la aprobación del "MALLEUS MALEFICARUM" o "Martillos de las brujas".
Un manual creado por dos inquisidores para, entre otras cosas, detectar, capturar, juzgar y aniquilar a todas aquellas mujeres que, mediante la hechicería, cometieran atrocidades como embrujar a un hombre para que perdiera su miembro viril o mantener relaciones sexuales con demonios para engendrar criaturas infernales. Un libro maldito que provocó la muerte de hasta 60.000 mujeres inocentes.

La Edad de Oro de la brujería se vivió en Europa alrededor de los siglo XV y XVI. En esa fecha el papa Inocencio VIII publicó una bula en la que corroboraba la existencia de brujas y hechiceros y permitió la elaboración de un tratado esotérico que aglutinara todos los conocimientos existentes sobre este tema con el objetivo de acabar con dichos demonios.
Bajo el auspicio del Papa, que permitió juzgar los delitos de brujería como crímenes de herejía, se entregó la responsabilidad de crear este manual a los frailes dominicos ( e inquisidores). El resultado fue una curiosa " enciclopedia de las brujas"que puso sobre el papel el conocimiento existente sobre estos supuestos seres y dio "credibilidad y autoridad" a su existencia.
El "Malleus" plasmaba en detalle  las creencias y las prácticas de las brujas y los modos idóneos de reconocerlas, apresarlas, condenarlas y quemarlas en la hoguera. Fue reeditado 14 veces hasta el año 1520 convirtiéndose, sin duda, en la obra más vendida de su tiempo. Un auténtico best seller de la época.
Su estructura se divide en tres partes. En la primera, se da por sentado que las hechiceras existen y se señalan los males que realizan. En la segunda, se describen las formas de brujería y como se pueden evitar sus acciones. La tercera parte es la dedicada a los cazadores de estos seres en donde se hace una relación de la forma de encontrar y destruir a estos seres diabólicos.
Todo esto hizo que fuera considerado el manual básico de todo inquisidor. En él lo que se planteó por vez primera es que la brujería era un problema colectivo y generó la necesidad de luchar contra lo que según se creía "era un mal público" lanzando el dedo acusador sobre el peligro que le suponía a Europa el fenómeno colectivo de las brujas.
La caza de brujas alcanzó unos niveles tremendos en Europa. El 80% eran mujeres ya que se empezó a temer por el incipiente feminismo que estaba avanzando en la sociedad de entonces.
Fue uno de los libros más oscuros y nocivos en la Historia de la Humanidad. 
La revolución de la imprenta del siglo XV permitió que el libro por dos siglos fuera el segundo texto más vendido, después de la Biblia.
Dejó como testimonio el alcance,  la crueldad y estupidez de la raza humana que la Historia nunca olvidará.
Gracias a esta oscura obra se condenó a medio millón de" brujas" entre los siglos XVI y XVIII. Por él, en apenas tres meses, cinco mil mujeres fueron juzgadas en Génova, siete mil en Trier y, en los famosos Juicios de Salem llevados a cabo en Estados Unidos a fianles del siglo XVII, cuatrocientas sintieron el peso del martillo inquisitorial: 230 fueron quemadas en público frente a las masas histéricas y fanáticas, veinte fueron atrozmente degolladas y, con algo de suerte y "misericordia" de los jueces, 150 fueron a parar a prisión.

martes, 7 de noviembre de 2017

UN RITO FUNERARIO: DANZA DO ABELLÓN

Con el nombre de la danza del abejorro se denomina un antiguo rito funerario en el que todos los familiares y asistentes al velatorio de un cadáver, formando rueda y cogidos de la mano imitaban el zumbido de una abeja. Este ritual fue recogido por Alfredo Brañas - escritor y jurista español- a raíz de un velatorio en el que el mismo asistió en Vilanova de Arousa ( Pontevedra) y constituye uno de los casos más particulares de las prácticas tradicionales gallegas relacionadas con la muerte. Se creía que si alguno de los participantes hablaba o interrumpía el baile por cualquier causa, sería el primero de los presentes en morir.
Brañas describió la danza do abellón en un largo poema titulado "O Avellón "

Collidos pola man os concurrentes
e fungando baixiño e entre os dentes
foron da morta á triste habitación
e voltando ó redor da defuntiña
o vello, a vella, o mozo e a mociña
fungaban como funga un abellón.
¡Probe daquel que dese algunha fala
Ou de bulir deisaxe pola fala!
¡ Siñal era de morte non fungar
As honras do "abellón" son tan precisas
Como son para os cregos moitas misas
E o gando e o ligon para labrar.


La danza del abejorro es un ritual de purificación de los muertos para que puedan viajar al más allá sin perderse por el camino.
Los antiguos gallegos creían que el alma de una persona  para llegar al cielo no sólo era suficiente con que fuese un buen católico, había también que proteger el alma contra peligros terrenales ( enterrar el cuerpo en campo sagrado) y ultra terrenales ( alumbrarle el camino hacia el más allá) para que no volviese al mundo de los vivos a molestarles.
El ritual, llamado "El abejorro" implicaba la reunión de toda la familia ( los de casa y los de fuera), vecinos y amigos en la casa del difunto por la noche; en la reunión todos se acercaban al difunto con el objeto de hacerle la rosca, no fuera que después se apareciera a algunos de los presentes . Tras unos cuantos rosarios se procedía a la celebración de un festín ritual y comunal, donde se comía sardinas saladas ( símbolo del más allá del mar) y se bebía aguardiente ( símbolo de las llamas del infierno que el muerto debía rechazar viendo el mal que les ocasionaba a los bebedores). Luego se procedía a una orgía ritual entre mozos y mozas.

Después de la orgía y una vez liberada la energía sexual de las masas, se cogían todos de las manos e iban a la habitación donde estaba el difunto. Comenzaban a danzar rodeando el féretro zumbando bajito como hacen los abejorros para que todos se concentren en la emanación de este mantra. Esta rueda constituye un círculo protector contra los malos espíritus que intentan agarrar el alma del difunto con el fin de arrastrarla a los infiernos. Así el alma del difunto puede salir del cuerpo y volver a la luna en forma de abeja y al escuchar al abejorro recupera la memoria de sus orígenes ( ya que las almas provienen de la luna)


Hay evidencias entre los gallegos de este ritual en el siglo VI a. de C. ( durante el imperio romano y se encuentra en las lápidas  galaico romanas de Vigo. Podía durar varios días si se realizaba a un cadáver procedente de una clase pudiente. Estaba dirigido por un druida en representación del dios Reve y del hijo primogénito del difunto.. AL mismo tiempo el rito estaba acompañado de ceremonias de purificación, quema de incienso, unción de ungüentos en la cara y diversas partes del cuerpo, sacrificios y otros actos que variaban en función de la parte del cuerpo que se iba a abrir para que saliera el alma y fuese por el buen camino.
No consta que nadie describiese  en ningun  otro punto de Galicia este rito, ni se conoce otra mención a esta fecha, ni cuando apareció ni cuando desapareció.
Parece probado, sin embargo, que ya desde los egipcios existe la creencia en una relación mitológica entre las abejas y el alma, y se conoce en otras culturas diferentes ritos funerarios en los que también intervienen las abejas. Desde Egipto se extendió a los cretenses,griegos, romanos, por toda el área mediterránea así como en las culturas centro europeas desde el Danubio al Cáucaso.
"Es evidente que el rito del abellón no nació en Vilanova de Arosa, ni en nigún otro lugar de las Rías Bajas, sino que llegó a Galicia con algun pueblo indoeuropeo"Alonso Romero




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