lunes, 29 de agosto de 2016

El Lobo




El lobo, en la mayor parte de Europa, es una especie protegida y en Galicia "se caza, pero solo se autorizan batidas en caso de que provoque daños" algo que no ocurre en los últimos años.
La caza masiva en la Edad Media se debió a motivos religiosos pues la iglesia siempre vinculó al lobo con la presencia del demonio. Unido a esto los ataques del animal al ganado llevó a la "fiebre" medieval de caza masiva"

Pocos animales tienen tan mala fama como el lobo.
El lobo al igual que el hombre, es un ser eminentemente social. Un alto porcentaje de su comportamiento está determinado por sus relaciones con otros miembros de su especie con los que forma manadas con el fin de obtener ventajas frente al medio en el que se encuentra con el fin de preservar su supervivencia.
 La principal actividad de la manada, la caza, se hace en grupo. Durante las cacerías el trabajo está perfectamente distribuido. El lobo es un animal en que la resistencia prima sobre la potencia, por esta razón la táctica de la caza consiste en  agotar a la presa, persiguiéndola hasta que su captura se hace posible. 
El control y la disciplina en la manada es fundamental para que la caza en equipo tenga éxito.


El parque natural de Castrelo do Val vive encaramado a más de mil metros de altitud, allí se  vuelve a la carballeira milenaria, a la fruta silvestre, al acebo. A la música de los pájaros escondidos entre la frondosidad del paisaje. Al reino del lobo, el ciervo, la cabra montesa, el jabalí...

Existe una policromía invernal provocada por los ríos que descienden rápidos de la montaña para conformar el bosque encantado al que se le llama "O Invernadeiro"
A medida que nos adentramos entre los frondosos árboles aparecen esos lugares secretos de Galicia habitados por hadas, druidas y meigas.
 Los árboles autóctonos trepan por la laderas de estos montes entre profundos valles formados por la erosión del agua y más allá, la cumbre de los antiguos glaciares y las "fervenzas" saltan libres buscando, desde el precipicio, el destino final en el río Cenza.
Los bosques son de robles, abedules, fresnos y álamos negros y entre ellos destacan las mimbreras de color ocre dorado separando las tierras.
El aullido de los lobos que puede escucharse a kilómetros de distancia en el silencio de la noche, produce escalofríos.
El aullido, es un reflejo de la calidad de las relaciones entre los miembros de la manada.
Los lobos aúllan para unir a su manada, atraer a su pareja, marcar el territorio, ahuyentar a los enemigos, dar una señal de alarma o comunicar su posición. Pero los lobos aúllan más cuando un compañero al que aprecian o un miembro poderoso de la manada se aleja del grupo.
Según parece el aullido no es una respuesta ante la separación de los allegados sino que se puede utilizar para mantener el contacto y para reunirse con otros.
A principios de la Edad Media, entre los celtas, el guerrero envidiaba a los lobos por su poder y atrevimiento. Algunos soldados galos, recubrían su casco con una cabeza de lobo después de comer su corazón. Pero el lobo es también un animal inteligente y paciente, capaz de esperar horas antes de atacar a su presa.
Los lobos empujados por el hombre llegan incluso a entrar en las ciudades y los pueblos. Muy rápidamente la imagen del lobo aparece como algo diabólico, llegando, en el siglo XII, la mera idea del lobo a aterrorizar al pueblo, su imagen de monstruo, de bestia, ha anclado en las mentalidades.
Nacen rápidamente oscuras leyendas contadas en las noches cerradas y oscuras de invierno.
La iglesia omnipresente en el mundo medieval, tiene una parte de responsabilidad en esta sombría imagen del lobo. El lobo no sería otro que el diablo, o su servidor que, devorando los cuerpos, se apropiaba de las almas.
En la iconografía cristiana, el lobo aparece como un símbolo de las fuerzas diabólicas que amenazan al rebaño de fieles representados por corderos. El lobo era, pues, para los cristianos, una amenaza tanto para su cuerpo como para su alma. Esta imagen de la pura e inocente oveja puesta en peligro por la sombra del lobo permanecerá por largo tiempo en nuestro inconsciente colectivo.
En los Misterios, obras representadas en las plazas de las catedrales, que encarnaban al diablo estaban recubiertos por una piel de lobo, reforzando la imagen popular del animal diabólico.
En la Edad Media, el lobo fue, pues, el chivo expiatorio del Maligno. Capturados en vida, algunas veces fueron juzgados y condenados a la hoguera. Las habladurías sobre los pactos con el Diablo, su presencia junto a las brujas que los cabalgaban para ir al aquelarre, sus ataques contra los niños asustados; son historias que se extendieron de pueblo en pueblo.
No obstante, los hombres lo temen por su fuerza, su resistencia o su inteligencia y no pueden evitar respetarlo y admirarlo.
Todas estas actitudes y prejuicios, deberían ser arrojadas de nuestras mentes gracias al conocimiento de lo que nos rodea. El valor de un ser racional no está en reclamar serlo, sino en ejercer como tal.
Otras culturas menos interesadas que la cristiana en mantener a las personas en la ignorancia y el miedo, han visto en el lobo un símbolo de la sociabilidad, la eficacia y la inteligencia. 

viernes, 19 de agosto de 2016

MARUXAINA

 ¿Será verdade o do espíritu da Maruxaina?
De todos los seres míticos, la sirena es la que en todas las culturas tiene un lugar y por supuesto una versión diferente.
En el norte de Europa, se habla de ella como de una embrujadora, una seductora de hombres a los que arrastra con ella a los fondos marinos.

En la mitología irlandesa, aseguran que si ella te encuentra y se deja ver, podrás pedir tres deseos que serán concedidos, pero en nuestras costas, en las costas del norte de esta tierra, la historia cuenta que solo hay una sirena, un único ejemplar  y que es eterna y hermosa.
Cuentan de una joven que vivía en un pueblecito pesquero. Una muchacha a la que el mar la seducía de manera tan especial; tanto, que recorría continuamente, los acantilados y las playas sin importarle si a ellas se arrimaban tormentas o vendavales. La atracción que ejercía el mar sobre ella era tan fuerte que se olvidaba de las horas que allí pasaba contemplándolo.
Una noche, la tardanza se hizo mayor de lo acostumbrado, así que, su madre subió a los acantilados para encontrarla. Era una noche de luna llena, donde las palabras se hacen sentencias, y sin querer pronunció una frase que se convirtió en un maleficio " Que los dioses te conviertan en pez, para que puedas ir a donde siempre has deseado"
Y dice la leyenda que esa misma noche sus piernas se volvieron una cola de pez y su cuerpo se llenó de escamas doradas y brillantes.
Sirenas dibujadas por Victor Nizovtsev

Desde ese momento permanece cuidando de nuestras costas, convirtiendo los rayos de luna en farolillos sobre el mar para guiar a los marineros y a sus barcos más allá de las rocas hasta puertos seguros.
Esta es una de las muchas leyendas que existen sobre las sirenas  y teniendo en cuenta que existen muchos testimonios de marineros que han vuelto a los muelles guiados por luces que no han podido explicar y que les han conducido por una especie de sendero sobre el agua hacia lugares tranquilos, me quedo con esta versión.
Tanto es así, que en esta tierra, la gente del mar la menciona siempre por el nombre de la muchacha  " La Maruxaina"

En los días de  galernas y temporales del invierno se deja ver, majestuosa, siempre hilando con su huso sobre la roca y cuando hay mal tiempo asciende a la cumbre de la isla poniéndose a gritar o a tocar el cuerno para avisar a los marineros de la proximidad de la galerna . A veces se muestra como una hermosa doncella que con sus cantos atrae y enamora a los marineros y en otras ocasiones se muestra como una fea bruja de ojos hundidos que parece querer atrapar a los marineros con sus manos de dedos largos y huesudos.
Las intenciones que tiene esta Nereida son interpretadas de diferentes maneras. Hay quien dice que es buena, que avisa de los temporales y de los peligros que guarda el mar debajo del oleaje engañoso. Sin embargo, también hay quienes aseguran que su intención es siniestra, que tiene envidia de las mujeres de los marineros, que disfrutan durante el invierno del calor de un hogar, cuando los barcos están amarrados al abrigo del puerto.
El origen de esta creencia, es posible achacarla a la existencia de alguna cavidad en las rocas, hoy desaparecida por el efecto de la erosión del agua y del viento, y que produciría un sonido peculiar al traspasarla.
Pudo coincidir, es probable, en las vísperas de alguna tragedia o de algún naufragio; con lo cual los del lugar lo entenderían como relacionados y así los llevó a pensar que aquél sonido pudiera ser un aviso para que no saliesen a la mar.

Para dilucidar esto, el segundo sábado de agosto, en San Cibrao, pueblo pesquero del norte de la provincia de Lugo, los hombres deciden ir a buscarla, y para no caer en su trampa,  mientras la mayoría rema, otros  tocan  unos cuernos sin parar para no oír los mágicos y hechiceros cantos de la sirena.
La traen hasta la playa de O Torno donde aguardan los vecinos, alumbrando con velas y candiles orientando a los marineros,  llevándolos hasta la orilla.

Hay que ir a pescarla, para después llevarla a tierra y juzgarla. Si es hallada culpable se quema en la playa en una hoguera, pero si, por el contrario, es hallada inocente, la gente baila con ella hasta el amanecer, momento en que es liberada y entonces, la Maruxaina escapa a su morada de la cueva.

sábado, 6 de agosto de 2016

LA MALLA

Según nos adentramos en el verano, las noches se van alargando a medida que los días van haciendose más y más cortos, de tal manera, que a mediados de agosto dispondremos de más de 10 horas de oscuridad. El tiempo va apremiando para el trabajo de la malla, que al igual que la siega, es un trabajo duro; como los son casi todos los los trabajos del campo.


Es preciso que el sol caliente y caliente mucho, porque de otro modo los haces del cereal no se cortan bien  si están húmedos.

Tras la siega y días antes de la trilla o la malla, que es cuando se  separa el grano de la paja, se prepara la era. Es este un espacio de tierra limpia y firme , algunas veces empedrado que se cubre con una sábana o plástico donde se recoge el grano.



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Esta tradición, que se mantuvo viva durante siglos, lleva camino de convertirse en historia en buena parte de Galicia, o si no también, en otro, de los muchos relatos que nos cuentan nuestros mayores, ya que, como  es sabido el granero de España está en los campos de Castilla.

Antiguamente, antes de que aparecieran las máquinas, y lo hiciesen todo: segar, extraer el grano, empaquetar la paja...Todo esto, se hacía manualmente, aunando esfuerzos y sudores...



A pesar de un sol abrasador y de una constante nube de polvo que hace difícil respirar, es necesario llevar camisas con mangas largas, ya que el polvo, las espigas y la propia paja se introduce en el cuerpo sudoroso, produciendo un desagradable picor.
El rato que se tiene para descansar después de comer, es casi imposible soportarlo pues multitud de insectos se ceban en los cuerpos sudorosos, atraídos hacia él, para picar a su antojo a los segadores. Sin embargo es tanta la necesidad de dormir que uno no se da cuenta del gran festín que se están dando hasta que una vez despiertos,  se ven y se sienten los abones que han dejado las picaduras. 
 La solidaridad social se completaba con comidas ofrecidas por los dueños del cereal, con juegos hasta bien tarde, para recomenzar la labor al día siguiente, de nuevo, bien temprano, almorzando al rayar el día.


En los documentos medievales, los "señores" exigían la entrega del cereal "limpio de polvo ypaja" para ser guardado, después en arcas de donde se van retirando en sacos para llevarlo almolino y realizar la molienda



Esto sucede en Galicia, donde no abunda el cereal y donde los campos, en  escasas ocasiones, se tiñen de amarillo y se engalanan pocas veces de las preciosas espigas del trigo. Sin embargo, sí se guarda en la memoria colectiva de nuestras aldeas y pueblos, la imagen de aquellas cuadrillas de gallegos que se acercaban por los caminos de tierra, cansados de tantos kilómetros acumulados en sus pies dispuestos a volcarse en la labor de la siega en los campos de Castilla.


Tenían fama de ser buenos trabajadores. Trabajaban de sol a sol y a veces de noche, a la luz de la luna, estimulados por el deseo de regresar pronto a casa.
Muchos no aguantaron el esfuerzo y a llí quedaron enterrados para siempre, en el suelo de Castilla, lejos de su hogar y de sus gentes.


Castellanos de Castilla,                     
 tratade ben ós galegos;                                                      
cando van, van como rosas,
cando vén, vén como negros.             
Cando foi, iba sorrindo;
cando veu, viña morrendo.
                Rosalía de Castro



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