sábado, 26 de noviembre de 2016

DRUIDAS


El Druída en la religión de los antiguos pueblos celtas, era la persona que ejercía las funciones de sacerdote, poeta, juez y legislador. Gracias a su exigente y larga educación, adquirieron un prestigio sin igual en la antigua Galia.
Los más importantes fueron los que se establecieron en la Galia y en las Islas Británicas,donde eran los depositarios de toda la tradición oral de los pueblos celtas.
Creían en la inmortalidad del alma, tenían la creencia de que sus muertos continuaban viviendo en otro mundo.
Compartían la predilección por el estudio del universo y los números.
A pesar de su elevada posición social, participaban en el resto de las labores de la comunidad, tanto en los trabajos agrícolas como en las campañas militares aunque su principal ocupación era la educación de los jóvenes, el arbitraje de los distintos litigios ocurridos entre las diversas tribus y la celebración de los distintos ritos religiosos. Profesaban una filosofía cuyo objetivo era lograr que las relaciones entre los hombres fueran más armoniosas; además, su vida estaba basada en la observación de la naturaleza, en la que descubrieron los usos medicinales de un buen número de plantas. Consideraban al tejo como un árbol mágico, del cual extraían la sabia y recogían la corteza y las bayas para hacer ungüentos y conjuros
Los druidas tanto hombres como mujeres gozaban de un gran prestigio en la sociedad celta. Ni siquiera el Rey podía tomar la palabra en una asamblea antes que su druida.
A pesar de la conquista y romanización de la Galia y la Britania que tuvo lugar a partir del siglo III d. C. la cultura gala y la religión druídica mantuvieron casi plenamente su vitalidad hasta que fueron progresivamente marginadas, perseguidas y asimiladas por el cristianismo. En la parte norte de la Península, la influencia romana fue menor y ello ha permitido que en esta zona se conserven más restos de los celtas.
El cristianismo hizo todo lo posible por erradicar cualquier tipo de culto religioso pagano. Los cultos druídicos pueden considerarse definitivamente extinguidos en la segunda mitad del primer milenio de la era cristiana.

La sierra lucense es uno de los pocos lugares de Galicia en los que se conserva el "árbol de la muerte". El tejo es un árbol mágico que puede llegar a vivir cientos de años. Allí, en la sierra del Caurel, como escondidos de las miradas de ojos indiscretos, todavía se levantan orgullosos apuntando al cielo. Árboles sagrados que fueron venerados por los druidas celtas en sus rituales.
Las tierras altas del Caurel están cargadas de ancestrales energías. Un santuario verde, un conjunto montañoso, un atierra olvidada que se queda sin gente. Un bosque considerado como el santuario Europeo del tejo- venerado por los celtas- y el acebo que conviven con robles, hayas, avellanos, castaños y olmos entre otras.
Aquí, afirman algunos, se encuentra el Monte Medulio, espacio sagrado donde los antiguos pobladores de estas tierras prefirieron suicidarse antes de caer en manos de los romanos que los asediaban sin cesar bebiendo una bebida realizada con las bayas de los tejos, altamente venenosas.
Este lugar, el Monte Medulio, quedó inmortalizado para siempre en la historia de Galicia, como el lugar en el que un pueblo prefirió la muerte antes de entregarse al invasor.





martes, 15 de noviembre de 2016

LELA



Castelao, polifacético novelista, dibujante, caricaturista, pintor, teórico 

del arte y político, reflejó siempre en su obra su compromiso con el galleguismo y con el mundo.
Murió el 7 de Enero de 1950 en el sanatorio del Centro Gallego de Buenos Aires. Sus restos fueron trasladados a Galicia en 1984 y ahora descansan en el panteón de Gallegos Ilustres, en el monasterio de Santo Domingo de Bonaval. 
La Dirección General de prensa del gobierno de España despachó instrucciones a los medios acerca de como tratar la noticia:


«Habiendo fallecido en Buenos Aires el político republicano y separatista gallego Alfonso Rodríguez Castelao se advierte lo siguiente: La noticia de su muerte se dará en páginas interiores y a una columna. Caso de insertar fotografía, esta no deberá ser de ningún acto político. Se elogiarán únicamente del fallecido sus características de humorista, literato y caricaturista. Se podrá destacar su personalidad política, siempre y cuando se mencione que aquella fue errada y que se espera de la misericordia de Dios el perdón de sus pecados. De su actividad literaria y artística no se   hará mención alguna del libro "Sempre en Galiza" ni de los álbumes de dibujos de la guerra civil. Cualquier omisión de estas instrucciones dará lugar al correspondiente expediente.
" Qué emocionante es ver a un viejo que llora por un amor que perdió cuando era joven. Los ancianos deben atesorar los amores de juventud porque les ayudan a vivir; pero los amores tardíos los matan y su muerte hace reír a la gente" dice Castelao en el prólogo de su obra.
Sin embargo decía Picasso que un hombre tiene siempre la edad de la mujer que ama.
Aunque, en verdad, creo que un hombre envejece cuando deja de enamorarse.

En 1941 Castelao estrena su obra teatral " Os vellos no deben de namorarse" ( Los viejos no deben de enamorarse) para la cual compone la letra de la canción Lela, que es el personaje de la obra.
Lela es una canción de desamor, un amor que fue maravilloso pero que ya terminó.
Escrita para el teatro, consta de tres actos, donde juegan el amor y la muerte su eterna partida, con tres viejos imprudentes.




viernes, 11 de noviembre de 2016

MAGOSTO


Una celebración tradicional  y popular en Galicia  que se celebra al anochecer en el mes en el que nos encontramos -Noviembre- es el del magosto. El lugar originario de esta  celebración era el monte, aunque siempre se pudo celebrar en casa, al lado del fuego del hogar o en cualquier rincón del pueblo. También, en el atrio de la iglesia o en una encrucijada  al pie de un "cruceiro"

Por "San Martiño", 11 de Noviembre, las castañas ya maduras empiezan a abrir los erizos y a caer en el suelo creando una alfombra que va del verde a los tostados en las más variadas tonalidades.

Comienza, entonces, una celebración simbólica-culinaria que se ciñe normalmente a estas fechas. La época de los "magostos" en Galicia. Y se le ha considerado como un vestigio de un antiguo sacrificio en honor a los muertos.
En cuanto al aspecto simbólico del fruto típico del magosto: la castaña, podría simbolizar la inmortalidad al ser un fruto que proviene de un árbol de larga vida.

Es costumbre que durante la celebración del magosto, los participantes se tiznen la cara con la ceniza del fuego cuyo significado no es otro que tratar de simular una apariencia fantasmal que asuste a los vecinos, cuando ya entrada la noche, se volvía a las aldeas.

Concentra a los vecinos alrededor del fuego y tiene el significado de honrar las cosechas, devolviendole a la castaña la importancia que el maíz y la patata, llegados de América, le quitaron hace varios siglos.
Se cuentan historias, se canta y se baila al compás del sonido de gaitas y panderetas, alrededor del fuego, mientras la oscuridad de la noche se cierne sobre los participantes.


El 1 de Noviembre, los celtas apaciguaban los poderes del otro mundo y propiciaban la abundancia de las cosechas con la celebración de la fiesta del "samahain", la cual era para unos el comienzo del invierno y para otros el final del verano. No obstante, en cualquier caso, era el inicio de un período de intensa comunicación entre los habitantes de este y del otro mundo.

Por las misma fechas, los romanos celebraban las saturnales. El mundo de los espíritus se entreabría y salían diversos tipos de personajes, las almas , los cuerpos que habían sido enterrados y las sombras.
Todos se nutrían de los platos depositados sobre las tumbas.
Con la expansión del cultivo de castaños por los romanos, su fruto se convirtió en la base de la alimentación de la población, como fruto fresco, seco o molido para hacer harina.

jueves, 3 de noviembre de 2016

EL ADIÓS EN EL AIRE


Tocan a muerto, se oye el tañer de la campana por el valle arrinconando al silencio. Es un sonido grave, con cadencia serena y melodiosa. Alguien ha muerto. Las faenas se detienen al oír las campanas y de repente todo parece quedarse mudo, quieto. Levantamos la mirada hacia el sonido que impregna el aire y hacia el silencio que le sigue. Alguien dice: " seica alguén esquezeuselle de tomar alento"


Preciosa expresión gallega que nos dice que también se nos puede olvidar vivir. En el mundo rural es así. La muerte es compañera inseparable de la vida. Se convive con ella.
Cambiando el rugido de la ciudad fiera por la melodía de los sonidos de la naturaleza, la vida y la muerte parecen tener más sentido al no estar maquillada de irrealidad.
Sentir que se forma parte de un todo, que cada parte, por muy insignificante que parezca posee su importancia formando un equilibrio cósmico, que sin su aportación todo quedaría desestabilizado. Y es que  sustituyendo grandes avenidas por grandes arenales, el infernal rugido del tráfico por el sonido del viento entre los árboles, el rojo, verde y ámbar de los semáforos por la luz de las estrellas, todo parece tener mucho mas sentido.

La familia gallega transciende el tiempo y el espacio, pues en nuestro mundo cultural, enormemente simbólico, los miembros fallecidos de la familia también conviven con los vivos en una relación que transciende la dimensión temporal y terrenal.
Se cree que las almas de los difuntos bajan a la tierra, sobre todo de noche y, en fechas señaladas, como son la Noche Buena y la Noche de Difuntos.
Era habitual en Galicia, que en esta Noche de Difuntos no se recogiese la mesa, pues las ánimas venían a visitar la casa familiar y estaba bien acogerles con comida servida. Por esa misma razón se solía dejar el fuego encendido en la chimenea. Y es que, es esta, una noche mágica, como muchas aquí, porque existe la creencia de que, en esta noche, igual que en la de San Juan, se abren las puertas del Más Allá y ambos mundos, vivos y muertos se encuentran  más cerca que nunca siendo posible el tránsito de uno a otro.
Así pasado, presente y futuro se juntan en una celebración anual.
En estas fechas recordamos con mayor intensidad a nuestros muertos, visitamos los cementerios, adornamos tumbas y encendemos velas, velas que servirán de guía a los difuntos y que deben permanecer encendidas hasta agotarse para que encuentren su salida del Purgatorio.
También se encienden lámparas de aceite sobre lápidas y se cree que cuando una de estas lámparas se consume indica que una ánima del Purgatorio alcanzó, al fin, la luz.
La estrecha relación que existe, en la cultura gallega, entre los vivos y los muertos, en el modo natural que la muerte se integra dentro de la vida como algo visible y siempre presente, no deja de ser un mecanismo inteligente y práctico de estar alerta, de entender y aceptar la frugalidad de la vida.
Una forma de integrar socialmente el dolor de la pérdida de un ser querido y un maravilloso mecanismo psicológico de superación del duelo, de superación de los traumas que pueden causar la muerte y la esperanza de una vida mejor, aunque fuese en otro mundo.
Si desapareciera el mundo rural, todo esto desaparecería.
Los muertos en la actualidad y en la mayoría de los casos han sido relegados a un lugar oscuro y olvidado, convertidos casi en tabú. La muerte ha pasado a ser algo horrible de lo que mejor es no hablar y todo ese mecanismo social de cobertura emocional frente a la desgracia de la muerte ha sido sustituido.

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