domingo, 26 de abril de 2015

Acariciando el vino

Todavía en "furanchos", tascas y tabernas, podemos beber en Galicia un buen vino del Ribeiro en cuncas.
La cunca es una taza de cerámica blanca que se coge por el pie,con la mano abierta, como para acariciar el vino.
Hay buenos vinos en Galicia: suaves, con sabor a frutas y flores, con sabor a niebla y viento y...cuando bebes un vino de Ribeiro en una taberna gallega parece que te metes en la boca un "chisquiño" de esta tierra.
En  estas tabernas el ambiente es suave, abunda la retranca y el buen humor, ese humor gallego fino y elegante que suelen tener los gallegos de tierra adentro y...si hay suerte y en ella se acomodan un grupo de amigos hasta se podrá escuchar alguna canción: quizás marinera, quizás ribeirana o también alguna llena de morriña.
El uso de la cunca para beber vino, se pierde en tiempos pasados y resulta difícil precisar su origen. Su uso, podría deberse a que el vino del Ribeiro contenía gran cantidad de gases volátiles que producían cefaleas y migrañas y la forma propia de la cunca favorecía su evaporación.
Siempre será el icono perfecto de una taberna gallega, una manera " xeitosa" de acariciar el vino.

En el interior de Galicia, existe una tierra donde el viñedo y el vino son una identidad y un sentimiento. Esta es la tierra del Ribeiro en la provincia de Orense, marcada por los valles que forman los ríos Miño, Avia y Arnoia , que le dan a  esta zona un clima peculiar. 
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Ribadavia, capital del Ribeiro, es una hermosa ciudad medieval que basaba su riqueza en el comercio del vino que producían sus campos.








El Ribeiro tinto, tiene un bonito vestido rojo intenso, violáceo, mucho cuerpo y acidez. Se bebe en la taza blanca y la mancha, con aromas a frutas rojas y negras.  






















Si el vino deja trazos en la cunca quiere  decir que tiene fuerza y es bueno. Cuando solo falta un "chisquiño" de vino en la cunca, se hacían ligeros movimientos con la mano que la sostenía, haciendo girar el líquido hasta que se esparcía tiñendo de sangre la mayor parte del recipiente blanco. 

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.Cuanto mas pinta la cunca, mejor es el vino. Hay quien dice, que conviene formular un deseo, mientras que con la mano se revira el vino entintando la cunca y haciendo adivinanzas en el fondo que es donde habitan los sueños.


Poema de Alberto Cortez: El vino


"Sí señor... el vino puede sacar
cosas que el hombre se calla;
que deberían salir
cuando el hombre bebe agua.

Va buscando, pecho adentro,
por los silencios del alma
y les va poniendo voces
y los va haciendo palabras.

A veces saca una pena,
que por ser pena, es amarga;
sobre su palco de fuego,
la pone a bailar descalza.

Baila y bailando se crece,
hasta que el vino se acaba
y entonces, vuelve la pena
a ser silencio del alma.

El vino puede sacar
cosas que el hombre se calla.

Cosas que queman por dentro,
cosas que pudren el alma
de los que bajan los ojos,
de los que esconden la cara.

El vino entonces, libera
la valentía encerrada
y los disfraza de machos,
como por arte de magia...

Y entonces, son bravucones,
hasta que el vino se acaba
pues del matón al cobarde,
solo media, la resaca.

El vino puede sacar
cosas que el hombre se calla.

Cambia el prisma de las cosas
cuando más les hace falta
a los que llevan sus culpas
como una cruz a la espalda.

La puta se piensa pura,
como cuando era muchacha
y el cornudo regatea
la medida de sus astas.

Y todo tiene colores
de castidad, simulada,
pues siempre acaban el vino
los dos, en la misma cama.

El vino puede sacar
cosas que el hombre se calla.

Pero... ¡qué lindo es el vino!.
El que se bebe en la casa
del que está limpío por dentro
y tiene brillando el alma.

Que nunca le tiembla el pulso,
cuando pulsa una guitarra.
Que no le falta un amigo
ni noches para gastarlas.


Que cuando tiene un pecado,
siempre se nota en su cara...
Que bebe el vino por vino
y bebe el agua, por agua."

sábado, 11 de abril de 2015

MEIGALLOS



Mientras cae la noche  y la luz del día se va desvaneciendo, un halo de misterio envuelve el santuario de San Campio de Lonxe en Tomiño (diócesis de Vigo-Tui ). Y es que hay rincones en Galicia, especialmente aquellos en los que el mundo de los vivos convive con el de los muertos, en los que en estos momentos, cuando apenas existe ya la luz del día, son más dados a misterios y a silencios.







A 45 Km de Santiago de Compostela, se encuentra la aldea de Corpiño, en la parroquia de Santa Eulalia de Losán, a 15 Km de Lalín, en la provincia de Pontevedra, con poco más de 60 habitantes. En lo más alto, el Santuario. El gran templo de los exorcismos. Cada 23 y 24 de Junio acuden en masa los fieles para curarse del "meigallo" o embrujamiento, o para liberarse de las posesiones diabólicas. No hace falta esperar a la romería, ya que cualquier domingo del año se puede contemplar la práctica de un exorcismo en este santuario. Los párrocos de ambos santuarios (San Campio y el Corpiño) están autorizados por el vaticano para practicar el alejamiento de espíritus demoníacos, también luchan contra los espíritus de los muertos que se instalan en cuerpos de personas vivas que viven luego atormentadas bajo su dominio.
Acude la gente, atraídos por los milagros de lo sobrenatural. Por la lucha contra el demonio.
 El mito y la leyenda, se mezclan con la realidad. Nadie sabe a ciencia cierta lo que ocurre tras los muros del santuario. Los supuestos poseídos van apareciendo en el templo y la expulsión del maligno se convierte en un espectáculo.
Expertos en demonología apuntan hacia Galicia como uno de los lugares en los que se practica un número significativo del total de exorcismos debido al prestigio de algunos santuarios en estas prácticas y, el santuario de San Campio, en Tomiño es precisamente uno de esos puntos, a los que las personas que tienen inquietudes espirituales acuden con más frecuencia llegando desde diferentes puntos de España.
Los ritos, en la mayor parte de los casos, se realizan ante testigos, familiares normalmente.
Hay cuatro causas principales por las que se producen las posesiones. La primera por participar en ritos satánicos, como la ouija. otro, "la consagración de un niño al demonio" por parte de sus padres que realizan prácticas satánicas. Una de las más comunes es "el pacto con el demonio" y en cuarto lugar se encuentran los maleficios.
Los exorcistas gallegos están advirtiendo que las posesiones van en aumento.
Si alguien decide acercarse hasta estos lugares, puede encontrarse con una escena que parece sacada de una película de terror, sin embargo lo que allí ocurre es totalmente real.

viernes, 3 de abril de 2015

Ser en la vida romero

"Ser en la vida romero,
romero sólo que cruza siempre por
caminos nuevos.
Ser en la vida romero,
sin más oficio, sin otro nombre y sin
pueblo.
Ser en la vida romero... sólo romero.
Que no hagan callo las cosas ni en el
alma ni en el cuerpo,
pasar por todo una vez, una vez sólo y
ligero,
ligero, siempre ligero".
León Felipe


Dicen, que hay tantos caminos a Santiago como peregrinos. En realidad, no tiene importancia ninguna donde se inicie el peregrinaje. Tanto si se comienza en Roncesvalles como si se decide por el camino de

la Plata o por cualquier otro, la emoción que  refleja el rostro de cualquier romero a su llegada a Santiago no se puede describir.
En su interior y en su cuerpo cansado, se han ido acumulando vivencias y experiencias a lo largo de los miles de pasos que han ido dando bajo la lluvia, el viento o el sol.



Como símbolo de bienvenida se celebra una misa: la misa del peregrino. 
Todos los días a las 12 horas en el altar mayor de la catedral de Santiago mientras dan gracias a Dios por las experiencias vividas y por haber alcanzado su meta rezan los peregrinos. Al comienzo, se lee el nombre de los romeros llegados, que han pasado a solicitar la compostela en las 24 horas anteriores. Además del nombre del peregrino también se indica su nacionalidad y el lugar desde el que cada uno inició su peregrinación.

El domingo de Resurrección es uno de los días señalados del año en que se puede ver funcionar al botafumeiro, que para columpiarse por el interior de la catedral necesita ocho hombres llamados tiraboleiros. Estos, mediante un sistema de poleas lo hacen funcionar a 20 metros de altura y a una velocidad de 68 km por hora, en sólo minuto y medio.
Este incensario, se viene usando desde la Edad Media como instrumento de purificación de una catedral en la que se apiñaban las multitudes venidas desde todas partes del mundo.
 El olor del incienso, las velas, la media luz, las voces  cantando  a coro el Himno del Apóstol acompañadas del sonido del órgano, las emociones que transmiten los peregrinos y la propia de cada alma, es suficiente para un encuentro con la soledad que cada uno lleva, tanto si ha llegado a la meta como si todavía se encuentra en una etapa del camino.
Y así, Santiago sonriendo desde detrás del altar mayor nos acoge a todos en un abrazo espiritual lleno de emoción.

miércoles, 1 de abril de 2015

Abadía de Samos

 En el interior de Galicia, en un precioso valle entre montañas se encuentra la abadía Benedictina de Samos,  uno de los tres Monasterios que aún están habitados, por monjes, en esta tierra.



A orillas del río Oribio y en un valle que da entrada a los montes de Piedrafita, se levanta el antiguo Monasterio de San Julián de Samos, regido por monjes benedictinos y fundado por san Martín Dumiense en el S.VI. y es uno de los centros religiosos más importantes de Galicia.
De camino a Compostela los peregrinos se encuentran con el Monasterio antes de llegar al pueblo siendo para  muchos  el final de la tercera estación del Camino Francés.

Es, pues,  paso obligado  para los peregrinos que quieren llegar a Santiago. Con los siglos, además de hospital de peregrinos, se convirtió en un lugar de entierro de los caminantes que fallecían en el camino a su paso por Lugo.




Esta abadía alberga la historia de muchos pueblos y hombres que pasaron por ella y que siguen pasando, pues es Camino de Santiago, pero sobre todo, guarda un tipo de vida monástica marcado por la cultura gallega, por nuestro pueblo, su historia y su gente.
Le acarician las aguas del río Sarria que besa los sólidos muros del Monasterio construidos con mampostería de pizarra.
Los larguísimos pasillos del convento están vestidos con piedras en las que se dibujaron  murales que cuentan la vida del fundador.



 “Un monasterio sin libros sería como un castillo sin defensas”, así reza una inscripción en latín sobre la puerta de la biblioteca donde se conservan manuscritos de la Edad Media, doce incunables y grandes colecciones de obras de teología escritas en griego y en latín.

                                         Un lugar en el que parece haberse detenido el tiempo.















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